En su casa de la población La Victoria, donde decidió cumplir su apostolado tras su llegada de Francia, murió en la madrugada de este viernes el sacerdote Pierre Dubois, activo defensor de los pobladores y de los derechos humanos violados durante la dictadura de Augusto Pinochet.
La primera confirmación del deceso la publicó la Iglesia de Santiago a través de su cuenta de Twitter: «Comunicamos el sensible fallecimiento del padre Pierre Dubois, gran defensor de los Derechos Humanos en Chile».
El vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, agregó que la muerte se produjo en «su amada población La Victoria», y en un comunicado emitido más tarde por la Iglesia Católica se detalla su labor sacerdotal y se le define como un «defensor de los Derechos Humanos».
Desde 2009 estaba aquejado por dolencias que lo enviaron en al menos 2 ocasiones en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, donde estuvo internado en un caso afectado por una septicemia.
La opción por los pobres y el martirio
Pierre Dubois se destacó como párroco de esa población de la comuna de Pedro Aguirre Cerda durante la dictadura y como denunciante de los abusos que los agentes del régimen militar, uniformados y civiles, cometían contra los opositores.
Pierre fue uno más entre los pobledores, un organizador, una voz de esperanza en medio de la tragedia marcada por la persecución, asesinato y tortura, de tantos.
Uno de los golpes que más lo conmovió fue encontrar a su amigo y compañero de labores, el padre André Jarlan, muerto por un impacto de bala en su cabeza, mientras leía la Biblia, el 4 de septiembre de 1984, en el transcurso de una protesta.
Jarlan muere, cuando carabineros ingresa a la población La Victoria, como parte de un despliegue que buscaba dispersar las manifestaciones que se realizaban en contra de Pinochet. Era el tiempo de las balas sin nombre y destino, que atravesaban paredes humildes de madera, para encontrarse, con mujeres, niños, así esa noche de septiembre de 1984 mientras Andrés leía la biblia en la casa parroquial, una de esas tantas balas sueltas dio en su cuello.
Tras el atentado contra Pinochet en septiembre de 1986, la represión se agudizó y Dubois fue detenido y expulsado del país. En Suiza comenzó a trabajar en la creación de comités de exiliados y logró levantar 21 comunidades en tres países hasta su regreso en 1990.
Con su muerte, la iglesia que se desarrolló al alero del Concilio Vaticano II, de la mano del fallecido cardenal Raúl Silva Henríquez, pierden a uno de sus rostros emblemáticos.
Santiago de Chile, viernes 28 de septiembre 2012
Crónica Digital