La formación de un nuevo gabinete en Francia, encabezado por Manuel Valls, tras el revés sufrido por el gubernamental Partido Socialista (PS) en las elecciones municipales, fue el acontecimiento más destacado aquí esta semana.
En los comicios locales del 23 y 30 de marzo el PS perdió la alcaldía en más de 150 ciudades y pasó al segundo lugar, por detrás de la conservadora Unión por un Movimiento Popular.
Los resultados motivaron la renuncia el lunes del primer ministro, Jean-Marc Ayrault y de su equipo de trabajo, y para sustituirlo el presidente François Hollande escogió a Valls, hasta entonces titular de la cartera del Interior.
En un mensaje a la nación Hollande asumió la responsabilidad por el revés electoral y reconoció los principales problemas de la población, entre ellos el desempleo, el alza de impuestos, la falta de eficacia de la función pública y las dudas sobre la capacidad del país de salir adelante.
El mandatario dijo que Valls encabezará un «gobierno de combate» para encaminar al país a una nueva etapa, con la misión de reactivar la economía, reforzar la justicia social y mejorar la capacidad adquisitiva de las familias.
El nuevo gabinete está formado por 16 ministros, en lugar de los 20 que existían anteriormente, y 14 de ellos habían trabajado en la administración de Ayrault.
Las únicas novedades fueron el retorno a la política nacional de la excandidata presidencial del PS en 2007, Sególéne Royal, en el cargo de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía, así como François Rebsamen, nombrado para Trabajo, Empleo y Diálogo Social.
Hollande y Valls encabezaron el viernes el primer Consejo de Ministros en el Palacio del Elíseo donde se sentaron las pautas del trabajo en los próximos meses.
La prioridad será demostrar en el más corto tiempo posible que se escuchó el mensaje de la población expresado en las urnas, si bien el eje fundamental del trabajo es el mismo ya anunciado por el presidente a principio de año, el polémico Pacto de Responsabilidad.
Este proyecto consiste en otorgar ventajas fiscales por 30 mil millones de euros a la empresa privada para disminuir sus costos, a cambio de generar nuevos empleos e invertir más en el país.
Los sindicatos rechazan el plan por considerarlo un regalo a los patronos, sin garantías de que cumplirán sus compromisos.
El próximo martes el flamante primer ministro expondrá ante los diputados de la Asamblea Nacional su programa de política interior y se prevé que reciba un voto de confianza gracias a la mayoría del PS en la cámara baja.
Paris, 5 de abril 2014
Crónica Digital / PL