El clima de efervescencia política se acrecienta en Italia tras el retorno al sistema electoral proporcional, en el cual son imprescindibles las alianzas para lograr la mayoría absoluta en el poder legislativo.
En un régimen parlamentario como el italiano, el enfoque proporcional le ofrece a los partidos la posibilidad de obtener un número de escaños en correspondencia con la cantidad de votos recibidos.
De esa manera se asegura que la composición de ambas cámaras refleje lo más posible la voluntad expresada en las urnas, aunque al mismo tiempo le otorga a las agrupaciones pequeñas la posibilidad de tener un peso decisivo en determinadas circunstancias, como la aprobación de una ley o la formación de un gobierno.
Esa eventualidad fue eliminada en 2015 con la aprobación de la ley electoral conocida como «Italicum», impulsada por el entonces primer ministro Matteo Renzi, como parte de un proyecto más amplio de reformas, el cual incluía además el régimen laboral y la Constitución de la República, derrotada en el referendo del 4 de diciembre pasado.
La nueva norma establecía el denominado premio de mayoría, equivalente al 55 por ciento de los 630 escaños en la Cámara de Diputados al partido que lograra como mínimo el 40 por ciento de los votos. En caso de que ninguno alcanzara ese nivel, los dos primeros debían ir a segunda vuelta.
Varios aspectos del nuevo estatuto fueron cuestionados ante los órganos de justicia por su presunta incompatibilidad con lo establecido en la Carta Magna y por esa vía llegaron a la Corte Constitucional nueve reclamos presentados por tribunales de Mesina, Turín, Perugia, Trieste y Génova.
La instancia judicial acogió finalmente dos de las demandas, entre ellas la relacionada con la inconstitucionalidad de la segunda vuelta, aunque mantuvo en pie el premio de mayoría y certificó que la ley puede ser aplicada inmediatamente.
Uno de los problemas para la aplicación de la ley es que fue concebida sólo para la Cámara de Diputados, porque sus promotores daban por descontado la aprobación de la reforma constitucional posterior, según la cual el Senado dejaba de ser un órgano de elección popular.
Por tal motivo, el parlamento deberá buscar la forma de que aunque exista una ley para cada cámara,
ambas se rijan por los mismos principios y procedimientos.
La decisión de la Corte fue bien recibida por los principales dirigentes de los partidos, quienes en su mayoría se pronunciaron a favor de la convocatoria inmediata a elecciones, excepto Fuerza Italia (FI), aparentemente interesada en dar tiempo a la rehabilitación política de su líder, Silvio Berlusconi, quien
espera una respuesta en ese sentido de parte de la Corte Europea de Derechos Humanos.
El primero en reaccionar fue Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), quien anunció que su organización participará en los comicios sin «alianzas con nadie» y su meta es alcanzar el 40 por ciento necesario para el premio de mayoría.
A continuación siguieron Matteo Salvini y GiorgiaMeloni, de las derechistas Liga Norte (LN) y Hermanos de Italia (FDI), respectivamente, así como varios dirigentes del PD, incluido Renzi en su condición de secretario.
En una carta dirigida al presidente, Sergio Mattarella, Grillo se pronunció a favor de aplicar al Senado la ley reformada por la Corte o utilizar una propuesta presentada hace algunas semanas por el M5E, pero siempre con la idea de un llamado cuanto antes a elecciones.
En un anticipo de lo que pudiera ser la participación de la centroderecha en los venideros comicios, Meloni convocó a una marcha de sus seguidores en Roma, para el lanzamiento de lo que llamó Italia Soberana, bajo cuya bandera propone concurran a las urnas su agrupación, la LN y FI.
Meloni señaló que estas organizaciones pueden ir por sí solas a los comicios y multiplicar sus respectivas representaciones en el parlamento, pero lo más importante ahora no son los intereses partidistas y personales.
Les pido a todos -dijo- que hagan un esfuerzo para hacer propuestas concretas conjuntas, redactar un manifiesto, celebrar las primarias, escoger un portaestandarte y alcanzar la victoria con Italia Soberana.
La respuesta del PD fue menos homogénea, con algunos de sus dirigentes, encabezados por Renzi, a favor del voto rápido, aunque un segmento importante, agrupado en la llamada «minoría de izquierda» reclama un congreso extraordinario del partido antes de acudir a las urnas.
En el PD comienzan a aparecer figuras interesadas en desafiar el liderazgo de Renzi cuando se realice la convención partidista, como el diputado Roberto Speranza y los presidentes de los gobiernos regionales de Toscana y Apulia, Enrico Rossi y Michele Emiliano, respectivamente.
Los referentes más importantes de quienes en el PD están a favor de la realización de un congreso para rediseñar estrategias, reorientar políticas y renovar la dirección del partido son el exprimer ministro y exlíder del extinto partido Demócratas de Izquierda, MassimoDâ€ÖAlema y el ex secretario del propio PD, Pier Luigi Bersani.
En una reciente asamblea de representantes de los comités formados para oponerse a la reforma constitucional promovida por Renzi, Dâ€ÖAlema afirmó que si no se realiza el congreso, la militancia del PD quedaría en libertad de decidir su futuro.
«No se cambia la política sin un cambio de ruta y de dirección, por eso digo que se haga el congreso», apuntó según el diario La Repubblica. Alertó además sobre la necesidad de transformar también la ley electoral para lograr un equilibrio razonable entre representatividad y gobernabilidad.
El exjefe de gobierno y sus seguidores se distancian así de los llamados a elecciones anticipadas, previstas originalmente para 2018, cuando concluya el mandato de la actual legislatura.
En medio de tanta incertidumbre, lo más seguro parece ser que en estos momentos ninguna de las fuerzas contendientes cuenta con el respaldo necesario para obtener por sí sola el 40 por ciento de los votos para alcanzar la mayoría absoluta con el premio.
Al menos así lo afirma un sondeo realizado por el Instituto Demópolis entre el 25 y 26 de enero, divulgado por La Repubblica, según el cual, las dos agrupaciones con mayor simpatía en el electorado son el PD con 30 por ciento y el M5E con 29. A continuación aparecen la LN, con 13,2; FI, con 11,8; y FDI, con 4,7. Cierra la lista Izquierda Italiana (SI) con 3,7 por ciento de respaldo.
La cota de 40 por ciento parece incluso inalcanzable si se produjera un reagrupamiento siguiendo la lógica del panorama político italiano en torno a tres grandes fuerzas: la denominada centro-izquierda encabezada por el PD; la derecha integrada por la LN, parte de FI y FDI; y el M5E reacio a las alianzas.
De esta manera, la formación del nuevo gobierno dependerá de las coaliciones forjadas tras la votación por las organizaciones que finalmente tengan representación en el parlamento.
Por Frank González
*Corresponsal de Prensa Latina en Italia.
Roma, 30 de enero 2017
Crónica Digital /PL
