Sociedad conservadora en sus esencias y con un pasado tenebroso de dictadura, Chile dio en las últimas semanas un giro potente con iniciativas sobre matrimonio igualitario y despenalización del aborto en tres causales.
En realidad todavía es un proyecto de ley el matrimonio igualitario y adopción de menores por parejas homosexuales, pero se trata de una iniciativa sin precedentes en Chile, impulsada por la presidenta de la República, Michelle Bachelet.
Con mano firme y sorteando numerosos obstáculos a lo largo de poco más de tres años y medio de mandato, Bachelet ofreció señales claras de que cumplirá con todas las reformas prometidas en su campaña electoral.
O al menos lo intentará, porque muchos de los cambios sufrieron percances en el camino, otros no complacieron las expectativas y el resto intenta abrirse paso frente a una tenaz resistencia.
El candidato presidencial por el Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, recordó que hace 11 años impulsó un proyecto similar que entonces fue muy controversial y aplaudió a Bachelet por dar «un tremendo paso que valoro muchísimo».
«Hoy creo que la familia y el amor se constituyen de distintas formas. Qué bueno que Chile dé un paso al futuro y no al Medioevo. (…) bien por todas las formas de amor que existen en Chile, que son diversas», argumentó el hijo de Miguel Enríquez.
La dignataria, días antes, logró tal vez uno de sus mayores éxitos con el dictamen del Tribunal Constitucional (TC) de desestimar los cuestionamientos de la derecha al proyecto de legislación para establecer el llamado aborto terapéutico.
Cerca de tres años duró el debate en ese último tema. Al final, Chile contará con una ley que permitirá la interrupción del embarazo ante inviabilidad del feto, peligro para la vida de la madre o casos de violaciones.
-NUEVA BATALLA
La nueva batalla apenas comienza y ya tiene el veto adelantado del aspirante presidencial de derecha y favorito de las encuestas, Sebastián Piñera. De hecho, el ex gobernante tampoco está a gusto con la despenalización del aborto.
En torno a la propuesta de matrimonio igualitario y adopción de menores por parejas homosexuales, los cañones ya están enfilados y el mejor pronóstico es que se convierta en ley en el lapso de unos tres años de discusiones en el Parlamento. No puede ser que los prejuicios antiguos sean más fuertes que el amor, por eso y tal como lo comprometí Chile da un paso histórico al firmar el proyecto de ley de matrimonio igualitario, destacó Bachelet.
En una ceremonia en el Patio de las Camelias del Palacio de La Moneda marcada por emociones, recalcó que bajo su mandato, en 2015 Chile dio un paso enorme al aprobar el Acuerdo de Unión Civil, preámbulo del texto rubricado ahora.
Al amparo de la sombrilla del Acuerdo de Unión Civil hay hasta el momento en Chile 13 mil 500 parejas, de ellas tres mil 82 homosexuales.
Bachelet detalló que el proyecto implica el cambio en el Código Civil de la definición de matrimonio como la unión de un hombre y una mujer por la unión entre dos personas, y permitirá la separación de bienes y la adopción.
Igualmente, elimina la conducta homosexual como causal de divorcio y se quita el requisito de referencia de sexo para validar en Chile un matrimonio consagrado en el exterior.
Sin embargo, se avizoran enormes rechazos dentro del ala más conservadora de la derecha y también de un sector de la sociedad que en apego a la religión católica no tolera salirse de los cánones establecidos.
Hace un mes el llamado «Bus de la Libertad» provocó un caos en Santiago al enarbolar consignas en torno a la familia y la educación en rechazo al movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros).
Frente a lo cual no se hizo esperar las respuestas de los defensores LGTB que terminó en conatos casi siempre violentos y que requirieron la intervención de policías de Carabineros.
«Confío que el Congreso estará a la altura de este debate (…), sabrá reconocer lo que Chile espera de sus autoridades: la capacidad de extender el alcance de los derechos a todas las personas», apostilló en su discurso.
Y sin arrancar las deliberaciones parlamentarias, el presidente del Senado, Andrés Zaldivar, dijo que no era necesario ponerle urgencia, y el ex mandatario Sebastián Piñera, se pronunció por el respeto a la institución de procrear.
«Es un tema que es complejo en su discusión, tanto como el aborto, requiere un tratamiento delicado porque hay que respetar las posiciones que van a haber, posiciones absolutamente contradictorias», comentó el senador democristiano Zaldivar.
En tanto Piñera, candidato presidencial favorito de las encuestas subrayó que el matrimonio por su esencia «está ligado con el vientre de la mujer y significa, en consecuencia, que está íntimamente ligado con la fertilidad, fecundidad y la vida».
El director de la Fundación Iguales, Juan Enrique Pi, declaró a radio ADN que espera la iniciativa cuente con los votos de la derecha, porque representa «un punto de no retorno en la igualdad de las parejas del mismo sexo».
«Hemos avanzado y por primera vez se presenta un proyecto de matrimonio igualitario, por lo tanto, creemos que el proyecto marca un punto de inflexión», añadió.
El margen de confrontación plantea un abanico amplio, pero no todos están alineados en un mismo bloque de izquierda, centro o de derecha. Dentro de los matices, también en la oposición hay grupos que favorecen el matrimonio igualitario.
En el foco de las críticas mayores de momento, está la adopción homoparental de menores, junto con el resquicio que deja abierto el proyecto a la opción de reproducción asistida (en parejas de mujeres).
Un veterano y prestigioso periodista chileno confesó a Prensa Latina que el asunto llevará un extenso debate, sin que se avizore una verdadera hoja de ruta.
«Si gana Piñera (la derecha) pudiera convertirse hasta en un conflicto de tintes políticos entre la izquierda y la derecha, pero tampoco será un camino de rosas si triunfa el otro bando en las elecciones presidenciales», precisó la fuente.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 2 de septiembre 2017
Crónica Digital /PL