Pamela Jiles: la “creación del enemigo” y las amenazas de la Derecha

Por Marcel Garcés Muñoz.

La edición dominical de El Mercurio (02-may 2021 es un ejemplo notable de lo que se define en propaganda y en política, como la “creación del enemigo”, cuando los grupos políticos, como en el caso chileno, los clanes oligárquicos neoliberales del “poder establecido”, la “clase política”, la gente del “partido del orden”, eligen a una persona , a un partido, o sector social, como “el blanco” ( “el rojo”, o “la roja”), de una ofensiva de agresión mediática delincuencial, mafiosa, abrumadora, destinada a definirlo como “el enemigo”(en este caso “la enemiga”), con el objetivo de agredirla y destruirla de manera inmisericorde.

En este caso, el objetivo del ataque es la diputada Pamela Jiles, ex comunista, ex  “frentista” ( por Frente Patriótico Manuel Rodríguez)“ex frenteamplista” (por el Frente Amplio), humanista, precandidata presidencial, en fin una persona clara y definidamente de izquierdas, quién resultó como la figura política mejor evaluada en la Encuesta  del empresarial Centro de Estudios Públicos, CEP, con una aprobación del 54 por ciento del universo consultado, ocupando el primer lugar y con un menor porcentaje de rechazo, un 28 por ciento, mientras que en el último lugar- el peor evaluado por los respondientes de una lista de 23 personeros políticos que muestran un nivel de conocimiento en los encuestados, figura el presidente de la República, Sebastián Piñera, con  11 por ciento de aprobación y con 90 por ciento de evaluación negativa ( rechazo), también la peor cifra de la lista.

La encuesta del CEP, dada a conocer el jueves 29 de abril, en esta oportunidad telefónica, se supone que no fue hecha a personas del ámbito popular o políticamente comprometido con la izquierda.

Pero lo cierto es que las campanas de alerta, o el toque de zafarrancho resonó fuerte en las páginas de El Mercurio y en la derecha empresarial, que intentaron personificar en Pamela Jiles, su odio de clase, como antes lo han hecho con otras figuras  como Allende, Frei, Tomic, los comunistas, el Frente Amplio, la DC, el PS, el cardenal Silva Henríquez,  y quién se les ponga por delante.

Pero la referencia al portavoz periodístico de la derecha no siendo casual, tampoco oculta a los verdaderos mandantes, los grupos empresariales y sus marionetas políticas. La edición  del domingo 2 de mayo del citado periódico no deja lugar a dudas del intento de asesinato político de una figura política, que con todo derecho ocupa un lugar en el escenario nacional y recibe el apoyo mayoritario de los ciudadanos.

Pero, en realidad, El Mercurio y la Derecha buscan desviar la atención  sobre su crisis política y social, atacando con encono, a Pamela Jiles, a la izquierda, a los demócratas e incluso al Gobierno, al Presidente Piñera y su bloque de gobierno, sus ministros, lo que constata (ver el extenso editorial del El Mercurio del 25 de abril pasado) que el embate  contra la institucionalidad es expresión de un miedo profundo, de un rechazo al proceso democrático en marcha.

Ya en esa fecha El Mercurio grita contra Pamela Jiles, pero el objetivo es más  ambicioso y peligroso a la vez: Dice el editorial, que apunta al proceso constitucional,  “un mal augurio” dice, que “En Chile Vamos una mayoría de parlamentarios y dirigentes prefirió anteponer sus intereses electorales de corto plazo antes que darle apoyo a su gobierno y a la institucionalidad. Buscando evitar costos políticos o un mal desempeño electoral, no parecen advertir que con ello ponen en duda el capital más básico de cualquier coalición que aspire a ser una alternativa de gobierno: precisamente, su capacidad de garantizar gobernabilidad. Han sido muchos los errores del Ejecutivo y cuesta entender cuán reiteradamente ha debido terminar cediendo de modo tardío en cuestiones que antes estimó de principios, generando desconcierto y desafección entre los suyos. Nada de ello justifica, sin embargo, la falta de un mínimo sentido de lealtad política evidenciada por esos sectores, por lo demás frecuentemente ensalzados desde las filas opositoras. El caso del precandidato presidencial, ex ministro de este Gobierno y también ex presidente del Partido Renovación Nacional es quizás paradigmático”.

El último párrafo se refiere obviamente a Mario Desbordes, lo que confirma que ocupa un lugar también preponderante en la lista de los que son objeto de la “creación del enemigo”.

Podrán algunos, sentenciar, advierte y amenaza el editorial mercurial: “sacar cierto provecho político de corto o mediano plazo de sus conductas en esta situación, pero su oportunismo y demagogia serán difíciles de ocultar a cualquiera que quiera estudiar y entender este periodo”.

Pero volvamos al sentido original de nuestro comentario y a tratar de diseccionar, para entender, el encono de El Mercurio, es decir, de la oligarquía derechista en el poder económico y político, contra Pamela Jiles. Y el intento de asesinato de imagen, expresado ampliamente, abrumadoramente se podría decir, en la edición del domingo 2 de mayo.

El problema, para el gobierno y la derecha no es solo

Pamela Jiles, su estilo particular de  conectarse con el  sentimiento y las demandas populares, o el dominio de técnicas comunicacionales  que la hacen creíble, confiable, cercana.

Se puede pasar por alto el clasismo, altanería y arriscamiento de nariz de Leonidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos, CEP, el “think tank” empresarial y editorialista de El Mercurio, pero claramente sus comentarios corresponden a la orden editorial del “asesinato de imagen” y de la “creación del enemigo”, que la derecha necesitan en el marco de su estrategia de defensa de la Constitución de Pinochet y su modelo neo liberal.

Afirma Montes que “Pamela Jiles miente”, e intenta una explicación al fenómeno de su popularidad: “Ella es un fenómeno de los tiempos. Si lo piensan objetivamente tiene una personalidad avasalladora, intimidante. Es muy hábil en lo que hace, trata a sus seguidores de nietitos, desprecia y se burla de los políticos, siendo ella política. Me sorprende su influencia. Si a ratos en el Congreso pareciera que los puntos de prensa se han convertido en el escenario de algún matinal. Lo que ha hecho es reflejar un fenómeno que se está viviendo en las redes sociales, en matinales, y esa barahunda se ve en el Congreso”.

“Es incomprensible que todo el mundo se arrodille ante Pamela Jiles”, dice con una cierta decepción y hasta frustración contra una persona cuya acción no encaja en su modelo del “deber ser”, pero que recibe una adhesión masiva indesmentible.

Otro editorialista de El Mercurio de este domingo  2 de mayo- parecen haber sido muchos los llamados a tratar el “fenómeno Jiles”- un tal Joe Black, también reflexiona y se une el coro de los detractores del personaje.

“Como ven, hemos construido un monstruo. Yo mismo soy responsable, escribiendo sobre ella. Aumentando su fama. Y se pregunta con una frase clásica, que en este caso es una amenaza alevosa, que conviene no olvidar, para recordárselo más tarde: “¿Qué hacer”, construir otro  monstruo que la derrote”.

Y después de armar un rompecabezas con “restos” de diversos políticos: “pondría algo de Lavín, de Sichel, de Briones, de Desbordes y de Matthei”, en un solo proyecto político”.

“Armaría un modelo con un poco de Rincón, de Narváez, de Heraldo. O quizás. La centroizqueirda tenga que ungir de una vez a Yasna Provoste.

“No lo sé, pero de que hay que moverse, hay que moverse”, concluyó El Mercurio, bajo la firma de Joe Black.

Los que conocen “El Mercurio” desde hace tiempo, saben lo que eso significa y encierra como amenaza.

Otros invitados especiales a ese asesinato de imagen de Pamela Jiles, este domingo 2 de mayo, en El Mercurio dominical, fue el vicepresidente del Senado, el DC Jorge Pizarro,  quien afirmó “No veo posible una candidatura con el PC o la señora Jiles”, y el columnista  Daniel Mansuy, que se pregunta  “¿Quién detiene a Pamela?”.

Mansuy, Director del Centro de Estudios e Investigación Social, de la Universidad de Los Andes, del Opus Dei, señala en su diatriba: “¿Qué representa Pamela Jiles? ¿Qué verdades revela, de qué enfermedades es el síntoma. Se trata, sin dudas, de preguntas urgentes que el sistema político debe responder, si acaso quiere sobrevivir a los embates de la diputada.

“En efecto no será posible enfrentarla mientras no sepamos a que juega. Sobra decir que la interrogante no es meramente personal, por más que ella- con suma astucia- busque siempre conducir la pregunta a si misma. El problema es más bien, lo que encarna y las enormes grietas que su irrupción dejan ver. Aquí reside la primera dificultad del ejercicio: su retórica, sus excentricidades y su estilo tienden a ocultar la autentica  naturaleza del fenómeno”, agrega.

Y luego argumenta este catedrático del OPUS DEI, que Pamela Jiles es el mismísimo demonio que amenaza a la política, la institucionalidad, e incluso ensaya una teoría y práctica para el aislamiento de su accionar, desde la izquierda:

”En este punto exacto recae sobre la izquierda democrática una responsabilidad histórica. Si se quiere, hay una línea divisoria entre las dos oposiciones. Por un lado los que quieren derrocar al Presidente electo democráticamente y, por otro lado, quienes piensan que esta crisis requiere diálogo y conducción política(…) Durante demasiado tiempo, buena parte de la izquierda ha querido tener un pie fuera y un pie dentro de la institucionalidad, pero todo indica que la figura de Jiles ya no permite ese equívoco, pues se lleva todos los réditos” dice Mansuy.

Y para terminar con esta edición de colección de El Mercurio, pero no con su operación de “asesinato mediático político” contra una política molesta, tenemos una reflexión editorial de la abogada Natalia González, Directora de Asuntos jurídicos y Legislativos del think tank de la UDI, “Libertad y Desarrollo”, y antigua funcionaria de El Mercurio, que bajo el sugestivo, título “El vacío y luego, ¿La debacle?, dicta cátedra sobre el tema de “la libertad” en el Chile de hoy.

“La caída al vacío se extiende por meses y sin contención” apunta, y se pregunta “ Cuánta conciencia tenemos los chilenos de aquello?”, y para culminar su reflexión, señala que “no se percibe” la pérdida de libertad que todo este fenómeno conlleva, indicando que “de lo anterior se  derivan conductas oportunistas  extremadamente pragmáticas y peligrosas para la libertad ¿A quién debe preocuparle?. A la izquierda extrema no, porque no enarbola los principios de una sociedad libre. Tampoco a los populistas carismáticos (como Jiles, que además es de extrema izquierda) que  buscan manipularnos para que creamos que hacen algo `por nosotros cuando en realidad solo lo harán hasta que les seamos útiles”.

Pero más adelante, en el cuerpo Economía y Negocios de El Mercurio, del mismo domingo 2 de mayo, el señor Manuel Marfán, ex ministro de Hacienda durante el gobierno de  Eduardo Frei Ruiz Tagle, ex Vicepresidente del Banco Central, que se proclama “economista de alma socialista”, lanza también su grito de guerra: “Tengo la impresión de que el propósito de la diputada Pamela Jiles es destruir, para partir de cero. ¿Para construir qué? Esa es la parte que me gustaría que ella o Daniel Jadue también explique”.

Pero no podía faltar en esta escalada que va más allá de la la  “creación del enemigo””, de que hablan los estrategas de la “guerra interna”, de la “contrainsurgencia” y el golpismo, la voz del presidente de la  Confederación de la Producción y del Comercio, CPC, proclamado por El Mercurio como “líder de los empresarios”, Juan Sutil, que también las emprende contra Pamela Jiles: “”La forma en que la señora Pamela Jiles se expresa de las instituciones del país, partiendo por el Presidente de la República, sus pares, y la política en general, lo único que hace es manifestar un desprecio por la institucionalidad, y todos sabemos dónde eso termina.

“Alguien tiene que poner la cordura y espero que sean los líderes positivos de la Cámara y del Senado. Y también son muy responsables de esta situación  los políticos de centroderecha, que al final se ha subido al carro o verborrea del populismo y del aplauso barato que nos puede llevar a una crisis institucional incluso mucho mayor a la que ya tenemos” advirtió.

El panorama que pinta  Sutil, como parte de una guerra sucia, del terrorismo derechista, que ya vivimos en 1973, es muy evidente: “El propósito  de la extrema izquierda es destruir la institucionalidad del país, que lo está logrando, a vista y paciencia de la gente razonable de la centroizquierda  y de buena parte de la centroderecha, que se ha sumado a esta hemorragia populista”.

Entonces, no se trata solo de Pamela Jiles, de su singular  estilo, de su histrionismo, de la teatralidad o sentido del espectáculo político, de su retorica  agresiva, todo lo cual acompaña la actuación de muchos políticos, como Lavin,  la señora Evelyn Mathei, el alcalde de Santiago,  Alessandri y otros ejemplares. Se trata en realidad de lo que representa políticamente, de la identificación  de la ciudadanía, de la calle, con su figura y su mensaje crítico de la sociedad que vivimos.

Las frases de Juan Sutil, que podrían ser consideradas no solo amenazantes, sino que sediciosas, golpistas, aclaran, ponen al descubierto el verdadero rostro de esta Derecha, su estrategia de “guerra interna”´- ya no solo larvada sino que en franco desarrollo – de sus propósitos, su estrategia de conspiración contra los derechos democráticos que los chilenos buscan establecer e instalar y defender, a partir del proceso constituyente y en primer lugar del crucial acto electoral ciudadano de este 15 y 16 de mayo.

El objetivo de fondo es el proceso constitucional, la demanda democrática de una nueva Carta Fundamental, y la mantención  del texto pinochetista.

Hay que mantenerse alertas. Y una vez más sea dicho, la garantía del triunfo de las demandas ciudadanas en este trance que es histórico, será la unidad de los demócratas y la firmeza en los propósitos que la ciudadanía ha puesto en esta gesta.

Nadie tiene derecho a eludir su responsabilidad patriótica y social.

Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital

Santiago de Chile, 7 de mayo 2021
Crónica Digital

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