En emotivo acto realizado en la plaza de la Constitución a los pies del monumento a Salvador Allende, el secretario general del PC, Lautaro Carmona, dijo que un día como hoy se inicia la detención y la desaparición, que terminó en diciembre del 1976 con la extinción física de dos direcciones completas de nuestro partido: una encabezada por Víctor Díaz y otra por Fernando Ortiz. Lo mismo ocurrió durante ese año con la dirección de las Juventudes Comunistas que simbólicamente encabezaba el compañero Checho Weibel.
Carmona, recordó que 30 años después, reivindicando sus nombres, levantando su ejemplo, intentando su conducta con respecto a su compromiso social, a los intereses de los trabajadores y del pueblo.
Subrayó que el día 29 de marzo es una fecha negra para Chile. Fueron encontrados los cuerpos de nuestros tres compañeros asesinados por medio del degollamiento, me refiero a Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero.
En su alocución, el líder comunista, también recordó el alevoso asesinato de dos jóvenes, de dos hermanos, hermanos de sangre, pero también hermanos nuestros, de los hermanos Vergara Toledo.
Por último Carmona recordó que en 1976, tres meses después de que José Weibel, es detenido y hecho desaparecer, Manuel Guerrero Ceballos, que «dadas las circunstancias históricas y la tenaz lucha de su familia es el único desaparecido que aparece con vida después de casi un mes de cautiverio».
En su alocución, Carmona explicó que Gerrero, habiendo sobrevivido a la tortura, al campo de concentración y luego al exilio, nueve años más tarde el profesor regresa al país a integrarse a la lucha contra la dictadura y en «esa lucha encabeza la Agrupación Gremial de los Educadores de Chile, la AGECH y así es como también un 29 de marzo es detenido junto a Manuel Parada y a Santiago Nattino en la puerta del Colegio Latinoamericano, desaparecido por horas y luego asesinado por medio del degollamiento».
Carmona, dijo que esta es quizás «la saña más antihumana, la más macabra, es quizás lo más lejano a lo que son los valores humanos, algo que ningún niño haría jamás con un animal, ni siquiera con su juguete».
Por último el dirigente comunista, señaló que cuando levantamos las propuestas para terminar con la exclusión, «la exclusión del parlamento, la exclusión del puesto de trabajo, de los centros estudiantiles, la exclusión de los que no tienen dinero, la exclusión incluso de una cosa más elemental, que acusa una mezquindad que esperamos se repare, que es la reparación más básica para los afectados por el terror de Estado… ¿cuántos jóvenes estudiantes, por iniciativa de Estado conocen el ejemplo de José Weibel? ¿Cuántos lugares referencian y acusan lo que fue el terror de Estado a través de plazas, escuelas, centros cívicos con el nombre de Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino?, se preguntó.
BACHELET INAGURA MEMORIAL A VICTIMAS DE LA DICTADURA
En tanto, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, inauguró ayer un memorial construido en recuerdo de tres profesores comunistas degollados por fuerzas represivas de la dictadura militar en 1985.
La obra se levantó en el mismo lugar en que se hallaron los cuerpos sin vida de los profesionales Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, tras ser ultimados por integrantes de la Dirección de Comunicaciones de la Policía de Carabineros (Dicomcar).
En un gesto con los familiares de las víctimas y con el mundo de los derechos humanos, Bachelet asistió junto a cuatro de sus ministros: Martín Zilic (Educación), Paulina Veloso (Presidencia), Patricia Poblete (Vivienda) y Paulina Urrutia (Cultura).
La presidenta tiene una especial relación con el caso, no sólo porque integró la guardia de honor cuando los restos de Parada fueron velados en la Vicaría de la Solidaridad, sino también porque la viuda de una de las víctimas, Estela Ortiz, es su amiga desde su infancia.
Ortiz fue nombrada recientemente por Bachelet como jefe de la Junta de Jardines Infantiles, uno de los proyectos emblemáticos de su gobierno en el área social.
A la fecha de sus muertes, Parada y Guerrero tenían poco más de 30 años y sus actividades eran públicas.
El primero, hijo de los actores Roberto Parada y María Maluenda, cumplía funciones en la Vicaría de la Solidaridad y Guerrero -que acababa de volver de su segundo exilio- era dirigente del magisterio y profesor en el Colegio Latinoamericano, en esta capital.
Nattino hacía años que no tenía militancia activa y trabajaba en forma independiente.
La brutalidad del triple asesinato de los jóvenes -que colaboraban en la recolección de información sobre los responsables de las violaciones de los derechos humanos- provocó tal conmoción pública que obligó a la Corte Suprema de la época a investigar el crimen.
Si bien la primera versión oficial decía que se trataba de «un ajuste de cuentas entre comunistas», los resultados de las pesquisas revelaron que los tres fueron secuestrados a plena luz del día, torturados y sus cuerpos arrojados en la vía pública.
Forzado por el escándalo, el entonces director general de Carabineros, general César Mendoza, tuvo que presentar su renuncia el 2 de agosto de 1985. Fueron de los crímenes más brutales cometidos en los 17 años de dictadura militar (1973-1990).
En 1994, tras una larga investigación, el magistrado Milton Juica dictó seis cadenas perpetuas, que el máximo tribunal dejó en cinco, las que recayeron en oficiales y suboficiales de Carabineros destinados a la Dicomcar.
Santiago de Chile, 30 de marzo 2006
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