Con este acontecimiento se advierte un despertar espiritual de las personas que no aceptan, desde su creencia en Jesús de Nazaret y a la luz del Evangelio, la vida miserable y oprimida del prójimo. Además interpelan al resto de la sociedad o Comunidad- a que esa situación no es aceptable ni tolerable en una sociedad sana.
Los rasgos más relevantes de la Espiritualidad liberadora son la Fe en el Dios de la Vida, las exigencias de solidaridad con los pobres y el reconocimiento de la Gratuidad del amor de Dios. Todo esto ha de ser acompañado con oración y acción de gracias!
La Teología liberadora identifica con claridad al pobre con las clases sociales explotadas, las razas marginadas y las culturas despreciadas. Y, desde este Ver, se empieza a hablar de la irrupción del pobre en la sociedad y en la Iglesia, entendido como no persona a quien no se valora como ser humano con todos sus derechos.
La Teología de la Liberación, al enfatizar la categoría de praxis histórica o praxis de la liberación, cuyo sujeto son los pobres, ha irrumpido como una nueva manera de hacer teología e invita a la Iglesia misma a practicar el Evangelio en el seguimiento de Jesús en la perspectiva del pobre.
Hoy todos reconocen que la praxis histórica en la Teología de la Liberación no se reduce a una praxis pastoral o eclesial, sino que abarca a una praxis económica, social, política y cultural. Por lo tanto estamos, con claridad y conciencia, frente a una praxis de liberación eclesial y política.
Como primera conclusión hemos de decir que la T. de la L. es una apelación a la revelación evangélica de la Palabra de Dios y, que busca desde el Evangelio y la opción Política- superar un mundo de pobreza y marginación en la cual la injusticia es el eje central que sostiene ese status quo.
Y, el Neoliberalismo económico al postular un mercado sin restricciones, genera una deshumanización de la economía que tiende a convertir todo, incluidas las personas, en mercancía, ha sido denunciada infinidad de veces por esta reflexión teológica que devela el sentido idolátrico, en términos bíblicos, de esa grave situación social, económica, cultural y política.
Por: Jaime Escobar M. El autor es Editor de la revista Reflexión y Liberación. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 27 de junio 2006
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