Nos oponemos a esta legislación porque creemos que puede conducir a la muerte de inmigrantes que intenten ingresar a Estados Unidos y a un incremento en los casos de violencia relacionado al contrabando, dijo Monseñor Skylstad en Dallas, luego de visitar la región fronteriza con México, acompañado de otros obispos.
El Presidente del Episcopado estadounidense señaló que la carta al Presidente Bush señala que el muro «enviará una señal errónea a nuestro pacífico vecino del sur, México, así como a la comunidad internacional».
Monseñor Skylstad destaca en la carta que las muertes de inmigrantes se han duplicado desde 1995, cuando el gobierno federal comenzó una serie de iniciativas diseñadas a desviar el flujo de indocumentados de los puertos de entrada y de otras rutas tradicionales.
«En nuestra estimación, la edificación de un muro en la frontera obligaría a los migrantes, desesperados por encontrar un empleo para alimentar a sus familias, a buscar alternativas más peligrosas para ingresar al país, contribuyendo a un aumento en las muertes», dijo Skylstad.
«La Iglesia Católica es testigo de la pobreza que conduce a gente desesperada a buscar empleo en nuestro país y esos asuntos de raíz económica que provocan la inmigración indocumentada no se resolverán con más cercas o barreras», dijo el Obispo.
Mientras tanto, en México el Arzobispo de Puebla, Monseñor Rosendo Huesca, expresó que el anunciado muro fronterizo no resolverá el problema del flujo migratorio. «Lo hará más peligroso, más mortal, pero no lo va a resolver. No servirá para una política ordenada y humanitaria de migración», indicó.
Ciudad de México, 24 de octubre 2006
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