Lo que parece obvio en el escenario político nacional es el final de una coalición , la Nueva Mayoría, en tanto proyecto común y voluntad unitaria, base del sistema institucional democrático, y del proyecto estratégico de darle coherencia a una perspectiva progresista de futuro al país, en beneficio de las mayorías y abrir paso a una acción programática de reformas y progreso, que comprometa a fuerzas que representan historias , fundamentos filosóficas, experiencias políticas , demandas sociales, económicos y hasta culturales diversas, en una experiencia ciudadana de voluntad que se cohesiona dentro de sus legitimas diferencias.
Es evidente que la Democracia Cristiana, en su resolución de la Junta Nacional del sábado 29 de abril, no solo echó por tierra una experiencia histórica que resultó enriquecedora y positiva para el país , el pueblo y el fortalecimiento del sistema democrático, tras la dictadura militar derechista y empresarial de 1973 a 1990 , sino que puso fin a una etapa de colaboración y fraternidad política que constituyó una experiencia única de institucionalidad, progreso- y políticas sociales, que aunque compleja y quizás insuficiente, permitieron recuperar la confianza de los ciudadanos en la política y. hasta en el sistema democrático y sus instituciones, tras la tiranía criminal.
No es casual que los electores entregaran su confianza y adhesión , primero a la Concertación de Partidos por la Democracia y luego a la Nueva Mayoría , derrotando a las fuerzas oscurantistas de la Derecha pinochetista, tras el traspié del gobierno de empresario populista, Sebastián Piñera, con el cual se impuso la fuerza del dinero, la corrupción, la colusión empresarial y otras malas prácticas.
La determinación falangista de separarse, de la Nueva Mayoría y optar agresivamente por el “camino propio”, dividiendo al sector progresista de la sociedad, postulándose en solitario en las primarias presidenciales, es sin duda el fin de la coalición que agrupaba a las fuerzas que recuperaron la democracia en Chile.
La afirmación de que el rechazo del Partido Socialista a la postulación de su histórico militante y ex presidente, Ricardo Lagos, en su reunión plenaria del Comité Central, le abrió el camino a la derecha del PDC para lograr éxito en su vieja estrategia de dividir a la Nueva Mayoría, pretender la exclusión del PC, y en general de toda expresión de izquierda, no representa toda la magnitud y consecuencias política del gesto.
Lo objetivo, desgraciadamente , es que se perfila en el escenario la materialización de la vieja tentación derechista – ayer por la fuerza de las armas y la barbarie pinochetista, hoy por medio del dominio del dinero en la política y la guerra mediática , de destruir a la izquierda democrática, de criminalizar las demandas populares, las expresiones legítimas de protesta de sectores populares, la búsqueda de profundización de la institucionalidad democrática a través de fortalecer su carácter representativo.
Lo sucedido en el escenario de la Nueva Mayoría alerta a sus sectores progresistas sobre las intenciones, de determinados sectores de imponer su aversión a los cambios profundos, democráticos reflejados en el programa de gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
Y seguramente se van a seguir expresando con el curso de los días y meses antes de las elecciones y después de ellas torpedeando toda posibilidad de acercamiento político, de concertación de proyectos, tanto en la discusión y aprobación del Programa, como en la indispensable acción conjunta en el escenario de las elecciones parlamentarias, como en la eventual segunda vuelta presidencial.
Tras la experiencia de la persistente y enconada campaña de sectores como los representados por Gutemberg Martínez, Pérez Yoma, y los Walker, en la DC que postularon la división de la Nueva Mayoría, el camino presidencial propio y su rechazo a las primarias, no cabe hacerse demasiadas ilusiones, aunque, mostrando su vocación unitaria y serenidad ante la difícil situación presente, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, expresó esperanzas en la posibilidad de superar el abismo hablando de la existencia de eventuales “puentes de plata”, entre los sectores que objetivamente , en los hechos y en el discurso aparecen, separados y en contradicción.
Viene a la memoria el antiguo aforismo griego que enseñaba ya entonces, que “los Dios ciegan a los que quieren perder”.
La decisión el 9 de abril, del Comité Central del Partido Socialista de restarse al apoyo a Lagos, y la decisión del PDC a ir por el “ camino” propio, y separarse de la coalición de Gobierno, renunciar e invalidar las primarias de la Nueva mayoría, traicionando sus principios y su juramentada lealtad, no podrán dejar de tener consecuencias graves para los sectores progresistas del país y la propia democracia.
Desde luego conviene a los Elizalde y a los Goic ( en realidad a los Walker y a Gutemberg Martínez arquitecto de la estrategia DC impuesta por la fuerza del chantaje ideológico) no olvidar algunos detalles.
La imposición de sus respectivas posiciones dejo en claro un fraccionamiento interno.
En el Comité Central socialista la votación que eliminó de la competencia presidencial a Ricardo Lagos fue de 67 votos a favor de Alejandro Guillier, 36 por Lagos y 4 abstenciones,mientras que en la Junta Nacioonal de la Democracia Cristiana, la votación fue de 381 votos por la postulación en primera vuelta de Carolina Goic (63 por ciento), y 221 preferencias por la opción de participar en las primarias oficialistas, (37 por ciento).
No son cifras como para abrir el champagne., sino para preocuparse por el significado y riesgo potencial de un fraccionamiento interno , que reflejan las tendencias estadísticas, sobre todo cuando de acuerdo a las encuestas dadas a conocer este martes 2 de abril, por Adimark y Plaza Publica-CADEM, Carolina Goic, presente un 2 por ciento de intención de voto 4 puntos abajo a la abanderada del Frente Amplio,Beatriz Sánchez que aparece en tercer lugar tras Piñera y Guillier.
Esto se registra cuando Carolina Goic lleva prácticamente dos meses de campaña abierta, tras ser proclama el 11 de marzo por la Junta Nacional DC, y haber anunciado en octubre del año pasado, el ¡”camino propio” en la contienda presidencial del 19 de noviembre próximo, y de ir directamente a la “primera vuelta” eludiendo la Primaria interna en la Nueva Mayoría, originalmente programadas para el 2 de julio.
Con esto, la coalición oficialista además renuncia a un espacio de dos meses en los medios de comunicación para la difusión y discusión de las propuestas electorales y de Gobierno de la Nueva Mayoría y del correspondiente apoyo financiero del Servel, establecido para las Primarias.
Así las cosas, se abren complejas perspectivas para el bloque que hasta ahora debemos reconocer como ex Nueva Mayoría y para el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, que hasta hoy también se ha jugado por la unidad , para el diseño estratégico de mantenerse en La Moneda y garantizar con una mayoría contundente en el Parlamento la continuidad de las reformas.
Objetivamente los escenarios posibles no son buenos, se han empeorado ostensiblemente.las condiciones , lo que deja en evidencia de que los esfuerzos que se deben hacer son muchos para lograr superar las dificultades y obstáculos del camino .
Se va a necesitar de una voluntad redoblada de unidad, de un proyecto programático avanzado y posible, de llegar a toda la ciudadanía con un mensaje claro, clarificador y esperanzador. Y sobre todo no dejarse caer en la depresión, en perder el ánimo, en la tentación de la inacción. Todo lo contrario. Es la hora de la acción.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 4 de mayo 2017
Crónica Digital