Para comenzar partamos por Santiago «la ciudad modelo».
Causó conmoción y polémica hace algunos días el trato violento que recibieron los comerciantes no videntes del centro de Santiago por parte de la fuerza policial. Por supuesto que causa conmoción el hecho de que la policía persiga, apalee y encarcele a gente sencilla como ellos, que intentan ganarse la vida de modo distinto pero digno a falta de empleo formal en un contexto que les discrimina diariamente. Agasajar a palos a los ciegos resulta aberrante.
Tan aberrante como las actitudes del ex alcalde de Santiago en su momento, resultan las gracias del flamante ex animador y edil Alcaíno. Como no ha logrado deshacerse del basural en que tiene convertida a la comuna de Santiago, las emprende en contra de los discapacitados tratándolos como basura. Señor Alcaíno entienda, tiene que pedirle al área de aseo municipal que saque la basura con pala, no a los carabineros que saquen a los ciegos a palos.
El edil farandulero no solo vulnera los derechos humanos de las personas con discapacidad, sino que además les fractura su dignidad. Les excluye de la salud, educación, seguridad social, empleo, transporte, vivienda, vida en familia, cultura, política, etc. Y además cuando les da permiso para trabajar en la calle como vendedores ambulantes, les persigue, apalea y encarcela. No hay que sorprenderse, porque este es el trato que las autoridades chilenas históricamente le han brindado a los discapacitados.
Hagamos un enlace ahora con la ciudad de Valdivia en el sur de Chile, donde no se le permitió sufragar en secreto a José Manuel Ruiz-Tagle, una persona ciega con impedimentos físicos. En la Corte de Apelaciones de Valdivia quedó el recurso de protección que entabló este joven periodista, a quien negaron el derecho a voto en las elecciones del 11 de diciembre solo por tener discapacidad.
El presidente de la mesa impidió votar al profesional de 29 años, que recientemente fue condecorado con la Orden Gabriela Mistral al Mérito Docente y Cultural. Pese a que hasta la elección anterior se le había permitido cumplir este derecho cívico, no faltó la ignorancia, la discapacidad cívica, la discriminación. La defensa de Manuel señaló que «la negativa fue ratificada además por las personas encargadas de supervisar el proceso electoral.
Los «encargados» señalaron que «la ley de Votaciones Populares y Escrutinios, sólo contempla o la discapacidad física o la sensorial, pero no ambas a la vez». Otra muestra más de los palos de ciego y de la ignorancia imperante. Por favor que los hermanos bolivianos vengan a educar a nuestra gente. A enseñar a elegir, a votar y a permitir sufragar a los ciudadanos dentro del contexto de una elección presidencial.
Las alternativas propuestas en su momento a Manuel fueron que entrara solo a la cámara secreta, solución impracticable por la ausencia del sentido de la vista y por su avanzado deterioro en su capacidad motora. Finalmente se le sugirió que emitiera su preferencia frente a la mesa, vulnerando la privacidad del sufragio. Manuel Ruiz-Tagle tiene displejia espástica producto de una parálisis cerebral ocurrida durante su nacimiento.
Ahora les invito a Costa Rica. Fuera de Chile aunque los presupuestos son bajos, pero no importa. En este país está prohibido el voto secreto para las personas ciegas, es por eso que los discapacitados hacen un llamado internacional para luchar unidos.
Orgullosamente he sido uno de los llamados a adherir, a través de la Fundación Nacional de Discapacitados que trabaja en conexión con diversas agrupaciones del continente y el mundo, para equiparar los derechos humanos en nuestra querida y sufrida América Latina.
Exigimos que el Estado garantice el derecho a la seguridad social y trabajo para todas las personas con discapacidad. Así como el derecho a sufragio, ya que es deber de toda autoridad proteger los derechos humanos y dignidad de todos sus ciudadanos, sin exclusión. El 10 de diciembre de 1948, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta asume y proclama cuatro principios básicos: a) el principio de la libertad; b) el principio de igualdad; c) el principio de no discriminación, y d) el principio de la solidaridad.
«Un año más que se va; una discriminación más, que más da…cuantas han habido ya».
*Alejandro Hernández es Director de la Fundación Nacional de Discapacitados, Dirigente Sindical y Activista por los Derechos Humanos. mail: director@fnd.cl
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