Los criterios fueron manifestados en declaraciones a la prensa, por separado, por el ministro boliviano de Defensa, Walker San Miguel, y el agregado militar a la Embajada de Venezuela aquí, coronel David Sánchez.
San Miguel declinó comentarios sobre la llegada a Chile de los primeros aviones de combate norteamericanos de un lote para las fuerzas armadas de ese país, y agregó que, por lo delicado del tema, lo analizará junto al alto mando militar boliviano.
Agregó que, antes de emitir un juicio, es necesario evaluar si se trata de una reposición o un incremento del mismo y dónde será emplazado. Los aparatos de combate fueron emplazados en la región chilena de Iquique, fronteriza con Bolivia y cercana a Perú.
En cuanto a la posibilidad de potenciar a las fuerzas armadas de su país, el ministro dijo que, de adoptarse esa decisión, será en función de la seguridad interna, la paz y la preservación de los recursos naturales y el medio ambiente.
Agregó que las fuerzas armadas bolivianas están hechas para la defensa y la paz y no para buscar confrontación.
El coronel Sánchez, por su parte, señaló que el suministro de modernos aviones de combate -que según críticas regionales estimula una carrera armamentista en la región- evidencia la doble moral de Estados Unidos.
Explicó que Washington arma a Chile o permite que adquiera medios bélicos -a lo que el país austral tiene derecho-, pero al mismo tiempo pretende vetar la venta de aviones brasileños a Venezuela, que los necesita para su seguridad y la defensa de su soberanía.
Estados Unidos objeta el suministro, alegando que partes electrónicas de las aeronaves brasileñas son de producción norteamericana.
Un veto similar planteado a la venta de embarcaciones españolas para la armada venezolana, fue superado con la sustitución de los componentes norteamericanos por tecnología de otros países.
La Paz, 3 de febrero 2006
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