Bush no es un mandatario popular en el extranjero y le será difícil escapar a las polémicas creadas por la guerra en Iraq y en Afganistán, vaya donde vaya, subrayó el periódico El Nacional, en República Dominicana.
Ya en Brasil, Uruguay y Guatemala organizaciones sociales de fuerte arraigo popular le tienen preparada demostraciones de repudio, anunciaron medios de prensa de esos tres países que, junto a Colombia y México, completan la lista del destino esa semana del jefe de Estado.
En Uruguay, segunda escala de su periplo, le esperan tres movilizaciones: dos en Montevideo y una en la ciudad de Colonia, sede de las conversaciones oficiales entre el jefe de la Oficina Oval y su par en la nación oriental, Tabaré Vázquez.
Los actos y marchas proyectados son tantos, que en algunos casos se superponen, aseguró el secretario general de la Confederación Nacional de Trabajadores, Juan Castillo, tras calificar al ocupante de la Blanca de genocida por la masacre contra la nación mesopotámica.
Por su parte, Carlos Gamou, diputado del Movimiento de Participación Popular, dijo al diario El Observador que «no le pintaría un cartel de bienvenida, sino uno que dijera: Fuera de Iraq, devuelve Guantánamo a Cuba y termina con el muro en territorio mexicano.»
Con los uruguayos Bush tratará de presionar para la firma de un tratado de libre comercio (TLC), cuyo fin sería debilitar al Mercado Común del Sur, apuntó Abraham F. Lowenthal, reconocido experto norteamericano en Ciencias Políticas.
Washington apostó a los convenios bilaterales como factores de desestabilización en un hemisferio al cual no pudo imponerle como pretendía el «Area de Libre Comercio de las Américas».
Pero a los intereses de dominación en el área, que explicarían por sí solos el objetivo del recorrido de Bush, se suman como aderezo circunstancial otras razones muy importantes.
Una, la más consensuada, es el terreno que va perdiendo Estados Unidos en el continente ante el irrumpe de gobiernos de corte progresista y el cansancio de los pueblos con el agotado modelo neoliberal.
La otra sería el deseo de huir, al menos por unas horas, del descalabro de las tropas de ocupación en la nación árabe.
Para la congresista estadounidense de filiación demócrata, Hilda Solís, pareciera que Bush va de vacaciones en momentos que todo le sale mal.
Sin embargo, pudiera no irle muy bien al mandatario una vez más.
«Vamos a seguirlo hasta donde vaya para expresarle nuestro rechazo a su política criminal», aseveró Antonio Carlos Spis, dirigente de la Central Unica de Trabajadores de Brasil.
En Guatemala le espera otro tanto, subrayaron representantes de organizaciones sociales frente a la embajada de la nación norteña el último fin de semana.
La ocasión fue empleada para convocar a una movilización ciudadana y no dejar pasar la oportunidad de denunciar ante el visitante las repatriaciones forzosas desde Estados Unidos y los perjuicios ocasionados por el TLC para los centroamericanos.
«No tenemos motivos para congratularnos cuando hemos sido testigos de la política antiinmigrante impulsada por el presidente estadounidense», remarcó Orlando Blanco, del Colectivo de Organizaciones Sociales guatemaltecas.
Como preámbulo a su viaje por tierras latinoamericanas, Bush cargará en caliente, además, con la acusación de unos 400 delegados de 40 países, reunidos en Ecuador esta semana, para exigir el cierre de las bases militares extranjeras y el cese de la política belicista impulsada por Washington.
El filipino Herbert Docena, investigador de Focus on the Global South, dijo que en la citada Conferencia Internacional es previsible se adopte una declaración política fuerte con un mensaje muy claro de que la gente en ninguna parte quiere más belicismo.
En la propia América Latina, a la que Bush dirige ahora su atención, para nadie es secreta la presencia de bases militares estadounidenses instaladas estratégicamente para controlar recursos naturales como el agua, la biodiversidad, el gas y el petróleo.
Un 95 por ciento de esos enclaves en el mundo pertenece a Estados Unidos, publicó recientemente el periódico digital Rebelión, tras advertir que los ejercicios militares como parte de la llamada «guerra mundial contra el terror», alertan sobre el plan de expansión económico-político-militar» de la Casa Blanca.
Como van las cosas, la semana apunta a convertirse en otra pesadilla para Bush.
Por Tania Peña Aguado. Redacción central de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 6 de marzo 2007
Prensa Latina , 0, 16, 11
