En su mensaje de ayer a la Cámara alta, la mandataria subrayó que la tarea que cumplen las tropas -integradas en las fuerzas de paz de Naciones Unidas- es esencial en la coyuntura política que enfrenta el convulsionado país caribeño.
«La presencia chilena continúa cumpliendo una función esencial para la mantenimiento de un entorno seguro y estable que permita la paulatina rehabilitación integral de las instituciones haitianas», puntualiza el texto remitido a las comisiones del Exterior y Defensa.
Tras el derrocamiento del presidente constitucional Jean Bertrand Aristide en marzo de 2004, Chile fue uno de los primeros países que respondió a un pedido de Estados Unidos de enviar tropas para llenar el vacío de poder creado por la intervención extranjera.
En una segunda etapa, cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas asumió la responsabilidad de enviar un contingente militar, Chile aumentó los efectivos desde poco más de 300 a unos 700 con que cuenta hoy y se integró a los denominados cascos azules.
En marzo pasado, coincidiendo con la visita del presidente electo de Haití, René Preval, a Chile, el gobierno adelantó que se solicitaría extender el plazo para que los militares chilenos continúen en el país caribeño.
La solicitud de la mandataria enfrenta una fuerte resistencia de la derecha opositora, que cuestiona el rol de Chile en el conflicto y los costos del mantenimiento del contingente militar.
Santiago de Chile, 6 de abril 2006
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