Científicos de la Universidad de Viena, encabezados por Gerhard Kloesch, dan la razón a los que son «egoístas» cuando de sueño de trata, sobre todo si pertenecen al sexo masculino.
El equipo austriaco divulgó en la revista New Scientist que dormir acompañado, aunque no sean practicadas relaciones sexuales, «cansa» el cerebro, más al de los hombres.
Usted podrá esbozar una sonrisa incrédula, o pensar que ese Kloesch está equivocado de medio a medio o por el contrario, que tiene la razón aunque bien vale la pena descansar en buena compañía, pese al pequeño agotamiento cerebral del día siguiente.
Pero esté a favor o en contra, merecen atención los resultados del estudio, que se basó en el análisis de varias parejas no casadas y sin hijos con edades entre los 20 y 30 años.
SEPARADOS Y REVUELTOS
Cada matrimonio compartió la cama durante 10 noches e igual cantidad de días durmieron solos, en tanto, sus patrones de descanso fueron sometidos a un monitoreo constante con un pequeño dispositivo de control colocado en las muñecas.
Tras las horas de sueño, las parejas pasaban por un examen de conocimiento sencillo y se medían su nivel hormonal de estrés.
Los científicos no especificaron si tuvieron en cuenta factores como calidad de la relación afectiva, nivel de estrés laboral que pudieran alterar los resultados en alguna medida.
Los participantes mostraban problemas en el sueño al dormir en compañía, incluso cuando no mantuvieron relaciones sexuales, pero los que tuvieron peores resultados en los exámenes fueron los hombres.
Aunque manifestaron un sueño más satisfactorio al lado de su pareja, el desempeño en las pruebas cognitivas y los altos niveles de estrés calculados los contradijo, explicó Gerhard Kloesch en un foro europeo de Neurociencia.
Las mujeres acompañadas tardaron en conciliar el sueño, pero cuando lo lograron durmieron con más tranquilidad, lo que se evidenció en el examen y el monitoreo hormonal de estrés.
Al contrario de lo ocurrido con los hombres, se sintieron más satisfechas cuando descansaron solas, lo que influyó en el recuerdo de los sueños.
Mientras las mujeres los recordaban con más nitidez cuando estaban solas en la cama, los hombres tenían una mejor memoria después de mantener relaciones sexuales.
En opinión de Neil Stanley, investigador de la Universidad de Surrey, Gran Bretaña, los resultados de la investigación austriaca no son sorprendentes.
El egoísmo de las personas a compartir la cama tiene raíces muy antiguas, explicó.
«Históricamente, nunca estuvimos destinados a dormir en la misma cama con otros. Es una conducta extraña», reiteró.
Compartir el espacio de la cama con alguien que hace ruidos y con el que van a tener que pelear por la cobija no es prudente.
Si usted es feliz durmiendo con compañía, pues está bien, pero si ese no es el caso, dormir en camas separadas no es motivo de vergüenza», consideró.
Además las mujeres están mejor preparadas para enfrentar los problemas con el sueño, por la crianza de los hijos o la menopausia.
Pese a que dormir en compañía puede afectar, en cierto modo, la capacidad cognitiva, cuando una persona se acostumbra a otra, la extraña en su ausencia lo cual también puede constituir una causa de estrés, dijo Stanley.
Comentarios de especialistas aparte, usted podrá sacar sus propias conclusiones y determinar si pese al cansancio cerebral, compartir la cama bien vale la pena.
Por: Juliett Morales García. La autora es periodista de Prensa Latina.
La Habana, 18 de agosto 2006
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