Stroessner, quien junto a otros dictadores como Pinochet, Rafael Videla, José María Bordaberry y Hugo Banzer, participó del siniestro Plan Cóndor, falleció la víspera en Brasilia, a los 93 años de edad, tras ser operado de una hernia inguinal, complicada con una neumonía.
El general Oscar Izurieta Ferrer, jefe del Ejército chileno, dijo que en caso de fallecimiento del ex gobernante, su institución le rendirá todos los honores que la ordenanza de la institución castrense dispone para un ex comandante en Jefe.
Planteó también que si el deceso ocurriera en la actual situación procesal de Pinochet, cuando aún no se ha dictado condena en su contra, el Ejército esperaría a que el Gobierno le rindiera también todos los homenajes que corresponden a un ex Presidente.
Pinochet ha sido procesado ya en varias causas por violaciones graves de derechos humanos y está pendiente de una investigación para determinar el origen de una abultada fortuna, atribuida en buena medida al comercio ilegal de armas y el tráfico de drogas.
Para el jefe de la institución castrense, sin embargo, mientras no haya sentencia se presume la inocencia de la persona que está siendo procesada, por lo cual no existirían impedimentos legales para que se le rindan los honores por sus pasadas funciones.
Las declaraciones fueron formuladas en el programa «Ultima Mirada» de Chilevisión, al ser consultado sobre la decisión del gobierno de Paraguay de no rendir homenajes de Estado al ex dictador esa nación, quien -como Pinochet- fue acusado de crímenes de lesa humanidad.
El tema ha sido objeto de múltiples especulaciones en los últimos años por parte de medios de prensa, pero en círculos gobernantes nunca se ha manifestado un pronunciamiento definitivo sobre esa eventualidad.
La forma en que Pinochet debe ser enterrado ha sido preparada en varias ocasiones en los últimos quince años, pero se ha ido acomodando a medida que el ex dictador fue desprendiéndose de sus cargos y su figura cambiaba de lugar en la sociedad chilena.
Mientras ocupó la comandancia en jefe y su poder real fue inobjetable, sus propios subordinados planearon un funeral de Estado y una sepultación en la Escuela Militar, el edificio más simbólico del Ejército.
También hubo un plan durante su detención en Londres (1998-2000), preparado por el general Ricardo Izurieta (tío del actual jefe del Ejército) y definido con el fallecido ex ministro Raúl Troncoso, que preveía la crítica eventualidad de que falleciera en Inglaterra.
En cuanto a la posición de los últimos gobiernos sobre el tema, el ex mandatario Ricardo Lagos había definido desde mucho antes de concluir su mandato que no habría honores de Estado para Pinochet y que él no asistiría a la ceremonia ni decretaría duelo oficial.
La presidenta Michelle Bachelet, siendo aún candidata, expresó también reservas respecto a la posibilidad de rendirle honores si este falleciera durante su gobierno.
«Lo que siento es que violenta la conciencia de los chilenos rendir honores a una persona que ha estado involucrada no sólo en temas de derechos humanos, sino incluso en temas de uso de dineros fiscales» admitió la gobernante.
Dijo, además, que cada persona «si fallece, puede tener un funeral digno y respetable, pero desde el punto de vista de ceremonias oficiales, francamente, a mí me violentaría mucho hacer una cosa de esa naturaleza y mi percepción es que el reglamento no dice eso».
Santiago de Chile, 18 de agosto 2006
Crónica Digital/PL , 0, 93, 3