En relación al hecho de la presencia en el acto del capitán Pinochet, creo que falta decir lo esencial: los militares en servicio activo no pueden participar en política, porque eso es lo que distingue a un ejército democrático y republicano de otro que no lo es, declaró el senador socialista.
Me parecen penosas las evasivas con las que el senador Hernán Larraín evitó manifestar su público rechazo a tal manifestación. Porque uno tiene respeto y perfectamente se puede explicar la situación de un nieto. Pero, en este caso, incluso por respeto a la propia ceremonia de tipo religioso, esa persona, si siente dolor, tiene que saber entender su situación personal. Esa situación personal le obligaría, en este caso, en primer lugar, a no intervenir y, en el caso de hacerlo, intervenir como civil, manifestó.
Es decir, los militares no pueden participar en política contingente. Ese es el punto definitivo. Eso es lo que yo, lamentablemente, no he escuchado, reiteró.
A la derecha no le gusta tampoco lo que se refiere a la condena del golpe de Estado. Lo que no se señala es que Pinochet recibió el mandato de comandante en jefe de Ejército de un gobierno legítimo, de un Presidente que había sido elegido por la soberanía popular. No de ningún modelo marxista, sino que se trata del veredicto de las urnas, que había sido ratificado por el Congreso Nacional, que había votado, incluso, mayoritariamente por ratificar el veredicto popular el año 1970, recordó.
Entonces, es un problema de institucionalidad, de respeto a las instituciones, de respeto al veredicto del pueblo. Ese tema cultural es el que queda pendiente. Lamentablemente, tendrán que pasar varios años todavía, para que podamos tener en esto un consenso categórico en nuestro país, porque todas las profesiones tienen una particularidad. Por ejemplo, el futbolista Matías Fernández, él tiene la obligación de estar en buenas condiciones físicas; un escritor tiene la obligación de concentrarse en su tarea literaria; un ingeniero, de dominar las matemáticas y las ciencias exactas. ¿Cuál es la obligación de un militar? La obligación de un militar es la de no participar en la política contingente, porque él tiene algo que ningún ciudadano tiene: el monopolio del uso de la fuerza, explicó Escalona.
Agregó que la sociedad le confía a las instituciones armadas el resguardo de la integridad y la seguridad nacional, que se refleja en que son las únicas instituciones permitidas que pueden tener armas, que pueden detentar el uso de la fuerza. Eso, a cambio de una cuestión básica, a cambio de no participar en la política contingente. Ese es el punto crucial que separa una nación republicana y democrática de otra.
HUBO UN ABUSO DE CONFIANZA
Sobre las opiniones políticas vertidas en el funeral del ex dictador, Escalona sostuvo que lo que resultó inconcebible fue el abuso de confianza que se produjo. De acuerdo con lo que toda la prensa ha informado, las intervenciones de los nietos no estaban consideradas.
El senador Larraín dice que es muy destemplado y desconsiderado, de parte del ministro Belisario Velasco, de tratar de dictador a Pinochet, cuando lo fue.
En función del hecho original, de que este fue un comandante en jefe nombrado por un Presidente legítimo, un Presidente elegido por el pueblo, el gobierno de la Presidenta Bachelet autorizó esa ceremonia de tipo castrense. Pero esta se desfiguró completamente, con la intervención de corte político del señor Carlos Cáceres, la del señor Guiloff, que también fue de tipo político.
Para el presidente del PS, no puede ser que los futuros oficiales, los cadetes de la Escuela Militar, se formen con una idea confusa, respecto de lo que es la obligación de un militar, pues ésta es el respeto irrestricto e incondicional a la Constitución y la Ley. Lamentablemente, las intervenciones dichas en el alma mater de la formación de nuestros oficiales, quedaron oscurecidas por ellas.
Lo que es obviamente imposible de aceptar es que una de esas intervenciones la haga un oficial en servicio activo, enfatizó.
Según Escalona, desde el punto de vista de la consolidación democrática, este es un severo llamado de atención, respecto de que nuestro país tiene aún un camino que recorrer para despejar todas estas situaciones.
Por los larguísimos años que Pinochet estuvo de comandante en jefe del Ejército y porque es un lastre que se carga por el Estado de Chile y también por las instituciones armadas durante todos estos años, creo que en esta materia lo que corresponde es que el Gobierno deje claramente establecido lo que son las obligaciones de cada cual. No creo que sea necesario exacerbar artificialmente un conflicto, en la medida en que la doctrina institucional de respeto y acatamiento irrestricto e incondicional a la institucional democrática quede perfectamente clara, indicó.
Consultado por la acción de un nieto del ex comandante el jefe del Ejército, general Carlos Prats, quien habría escupido el ataúd de Pinochet, Escalona sostuvo que se trata de un civil que asume su responsabilidad y las consecuencias de sus actos.
El es un civil, pero no son comparables, dijo. Ambos son nietos. Pero el nieto del general Prats vio a su pariente asesinado de un bombazo por la DINA, que tenía como jefe, según el propio general Contreras, a Pinochet.
Escalona dijo guardar los mejores recuerdos del general Prats, a quien yo conocí. Se trata de un militar gallardo, recto y noble, que puso a disposición del Presidente Allende su cargo, precisamente para salvaguardar la cohesión de las Fuerzas Armadas que él veía afectada por la campaña que se llevó en su contra.
En otro aspecto, Escalona calificó como deplorable para Chile el espectáculo de una mujer pinochetista destruyendo la propiedad pública a vista y paciencia de los medios de comunicación y a escasos metros de Carabineros.
Insistió en que hubo una actitud contemplativa de la policía que nos llevó a que fuéramos testigos de un espectáculo francamente bochornoso, porque el orden público se tiene que asegurar, por los medios que le entrega la sociedad a Carabineros, para todos. El orden público no puede discriminar entre derecha, de izquierda o de centro. Entre pinochetistas y no pinochetistas. El orden público es para todos.
El presidente del PS manifestó que se cierra una etapa del país, en lo formal. Lo que hemos visto ayer, la derecha reagrupada en torno al féretro de Pinochet, todavía es mucho lo que queda por caminar.
Lamentablemente, hemos visto el reagrupamiento de la derecha en torno a un símbolo que no es precisamente ni democrático ni republicano, como es Pinochet.
El presidente del PS, Camilo Escalona hizo estas declaraciones en entrevista con Radio Cooperativa.
Santiago, 13 de diciembre de 2006
Crónica Digital
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