En un desayuno con corresponsales extranjeros en el palacio de La Moneda, adelantó que en los próximos días hará anuncios importantes sobre el tema, que -sin embargo- no quiso revelar.
Aunque recordó que existen algunas medidas de reparación y reinserción para los familiares de detenidos-desaparecidos, ejecutados, torturados, presos políticos, exonerados y retornados, dijo que aún hay mucho más por hacer.
En medios locales viene circulando la versión de que la mandataria -afectada personal y familiarmente por la dictadura de Augusto Pinochet- podría abarcar, entre otras medidas, la eliminación de la «Ley de Amnistía», que ha brindado impunidad a represores.
Un corresponsal preguntó si se podía hablar de una «lápida para Pinochet», a lo que Bachelet pidió esperar los venideros anuncios y explicó que «la tarea de la defensa de los derechos humanos no termina nunca».
Ante una pregunta sobre la figura de Pinochet, la mandataria insistió en que, aunque puede ser considerado un símbolo, no era en el último período un actor político. Sin embargo, subrayó que «provocó divisiones y pasiones hasta el día de su muerte».
Insistió en que la muerte de Pinochet -que contó con polémicos funerales militares la semana pasada- no marca una nueva etapa en la historia de Chile. La nueva etapa -dijo- la marcó el retorno a la democracia.
Comentó que los medios destacaron el hecho de que Pinochet tuviera honores militares, pero dijo que la verdadera noticia era que no tuvo honores de Estado. No correspondía que la bandera chilena ondeara a media asta sobre La Moneda, puntualizó.
Tras reconocer que hubo manifestaciones de adhesión al ex dictador, Bachelet comentó que no se podía aspirar a tener una historia consensuada del país, pero sí un consenso sobre las aspiraciones futuras de Chile.
En un breve balance, señaló que su asunción concitó grandes expectativas dentro y fuera de Chile y que las medidas que anunció están «cumplidas o en marcha». Dijo que su gobierno busca «crecimiento con equidad» y que ha hecho al país «más inclusivo».
Puntualizó que su administración ha adoptado numerosas medidas sociales, optado por el diálogo realista y trabajado en pro de la probidad, aunque reconoció que están pendientes importantes reformas, como la del sistema electoral.
Sobre acusaciones de la derecha, en el sentido de que el gobierno actual -que enfrenta varios casos de corrupción- no tendría legitimidad, la mandataria dijo que éstas son ofensivas para todos los chilenos porque insinúan que son capaces de ser comprados.
Al puntualizar que la corrupción le indigna, subrayó que los chilenos no se venden, que la oposición «ha perdido el norte» y que esperaba contar algún día con una «oposición constructiva».
En materia internacional, Bachelet rescató las buenas relaciones de confianza con sus vecinos, Argentina, Perú y Bolivia, y resaltó la importancia de lograr una «integración regional real».
Preguntada si su gobierno estaría dispuesto a convertirse en interlocutor entre Venezuela y la actual administración de Estados Unidos, aseguró que Chile es muy respetuoso y no pretende ser «puente» entre dos presidentes, con otras vías para comunicarse.
Dijo que después de un largo período de aislamiento, Chile viene recuperando en los últimos años su prestigio internacional y recordó que, como Presidenta, ha visitado ya 11 países de la región y asistido a tres cumbres internacionales.
Precisó que Chile tiene tratados de libre comercio con 54 países y con las principales economías mundiales.
Por Jorge Luna El autor es periodista y corresponsal de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 21 de diciembre 2006
Crónica Digital , 0, 141, 3