El texto, que también habría sido enviado a Fabiola Perdomo, viuda de una de las víctimas, también reconocería a Leyva y a la Cruz Roja como mediadores en el proceso.
La nota señala que el pasado jueves, el presidente Álvaro Uribe visitó a los familiares de las 11 víctimas en Cali y acusó a la guerrilla de asesinarlos, al negar la versión sobre el fuego cruzado .
En el comunicado en el que se dio a conocer sus muertes, el Bloque Occidental de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) prometió «hacer lo posible» para que sus familiares «tengan pronto» sus restos.
La posibilidad de que entreguen los cadáveres se convierte en un desafío de las FARC tras la tragedia de los secuestrados por lo difícil que resulta creer que todos murieron en medio de un enfrentamiento, anota el diario El Tiempo.
Las mismas FARC no se refirieron al Ejército, y el suroccidente del país, a donde la guerrilla de Marulanda trasladó una de sus retaguardias tras la presión del Plan Patriota en el suroriente, se convirtió desde entonces en un eje de la guerra entre varios grupos por el control de las rutas para sacar coca por el Pacífico.
La información publicada en el diario El Tiempo agrega que los hostigamientos de paramilitares no desmovilizados que se hacen llamar Organización Nueva Generación (ONG), o los grupos sicarios al servicio del narco Wílber Varela, llamados Los rastrojos , o del mismo Ejército de Liberación Nacional (ELN) con el que las FARC han librado una batalla a muerte en la zona, podrían haber hecho pensar a los insurgentes que se trataba del Ejército.
Tras las huidas del hoy canciller Fernando Araújo y del policía Jhon Frank Pinchao, que demostraron la vulnerabilidad de los esquemas de las FARC en la vigilancia de los secuestrados, esa guerrilla preferiría matarlos antes que ponerse de nuevo en evidencia, sentencia la nota periodística.
Santiago de Chile, 29 de junio de 2007.
Crónica Digital
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