UN LLAMADO EVANGELICO A LA JUSTICIA DE SUELDO DIGNO

Chile ha presenciado en este último período un intenso debate sobre el sueldo mínimo y la necesidad de establecer lo que se ha denominado “sueldo ético”, así como frente a una eventual reforma tributaria. Nos parece que se trata de temas de incuestionable interés público y, fundamentalmente, de materias de evidente implicancia ética.

A ese respecto, consideramos necesario compartir con la sociedad chilena la reflexión de la Mesa Ampliada Evangélica sobre estas materias de evidente importancia, lo que hacemos con respeto y humildad, sobre todo basados en la Palabra de Dios, con la convicción de que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre sea (…) enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16–17).

1. Nuestra convicción es que el desarrollo de la actividad económica y el crecimiento de la producción tiene como propósito la resolución de las necesidades de los seres humanos. El desarrollo económico no puede basarse solo en aumentar el lucro o el poder, sino que debe orientarse al servicio de las personas y de toda la sociedad, lo que implica que debe procurar de todas formas la realización de la justicia social, según el plan de Dios para la humanidad.

El trabajo humano es el producto de personas creadas a la imagen de Dios y llamados a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra de la creación (Génesis 1:28). El trabajo es para la persona humana, para su dignidad personal, y no persona humana para el trabajo. Cada uno debe poder obtener del trabajo los medios para sustentar su vida personal y familiar, y para prestar servicio al resto de la sociedad.

En este sentido, los propietarios y gestores de las empresas tienen la responsabilidad ética de poner en el centro de sus prioridades el bien y dignidad de las personas y la sociedad, y no solamente el aumento de las ganancias. A estos efectos, es necesario también que el Estado establezca un marco regulatorio que lo haga posible.

El salario justo es el fruto legítimo del trabajo (Lucas 10:7; 1 Timoteo 5:18). Para la Biblia, el hecho de negarlo o retenerlo constituye una grave injusticia (Levítico 19:13; Deuteronomio 24:14–15; Santiago 5:1–4). Para determinar esta remuneración justa y digna a la vez, se han de tener en consideración las necesidades y las contribuciones de cada uno, lo que significa que el trabajo debe ser remunerado en la perspectiva de que se proporcionen a la persona las posibilidades de vida digna en términos materiales, sociales, culturales y espirituales, teniendo en cuenta la tarea y la productividad de cada uno, así como las condiciones del bien de la sociedad.

El mero acuerdo de las partes no es suficiente para garantizarlo: es necesaria también una intervención regulatoria del Estado, la que debe tener como su prioridad “la causa del afligido y el derecho de los necesitados” (Salmos 140:12).

2. A la necesidad de establecer socialmente un salario a escala de las necesidades del desarrollo de las personas, resulta también imprescindible que el Estado establezca un conjunto de medidas orientadas a la redistribución de la riqueza, que permita que los bienes sociales (como la educación, la salud y la seguridad social, entre otros), estén al alcance del conjunto de la sociedad, en particular de los más débiles. Entendemos que ello debe ser el sentido fundamental de una reforma tributaria.

En los primeros siglos de historia del cristianismo, Juan Crisóstomo subrayó: “No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que tenemos no son nuestros bienes, sino los suyos”. También indicó: “Satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia”. Ello es consiste con el mensaje bíblico que nos señala: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Isaías 58:6–7).

La necesidad de dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, acoger a los enfermos y a los presos (Mateo 25,31–46) para los cristianos es una responsabilidad ética, pues constituye una práctica de justicia que agrada a Dios. Es lo que nos indica con consistencia toda la escritura bíblica: “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo” (Lucas 3:11); “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (Santiago 2:15–16); “El que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17).  Así, en el Antiguo Testamento: “Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra” (Deuteronomio 15:11).

3. En el marco de lo consignado, hacemos un ferviente y urgente llamado al conjunto de la sociedad chilena, en particular al Gobierno y los Parlamentarios, a escuchar el clamor de los centenares de miles de hermanos y hermanas que aprecian, cada día que pasa, que no les llegan los frutos del llamado “crecimiento económico”. Para ello es necesario que en el debate sobre el “sueldo mínimo” se considere este concepto desde el punto de vista del “mínimo necesario para una vida digna”, porque de otro modo no estará a la altura de mínimas exigencias éticas. Asimismo, es imprescindible que el Estado asuma que el sentido de su existencia es garantizar el bienestar de toda las personas y, por lo tanto, no puede ni debe dejar al mercado la corrección de las profundas inequidades que aún caracterizan nuestro país: es fundamental una reforma tributaria que efectivamente permita superar las barreras de desigualdad social, los escandalosos niveles de exclusión, y que permita avanzar en el camino de la justicia que Dios quiere para todas sus hijas e hijos en nuestra patria.

Mesa Ampliada de Entidades Evangélicas

UNE-CHILE

Emiliano Soto Valenzuela –  Presidente

Santiago de Chile, 13 de julio 2012
Crónica Digital

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DENUNCIAN GRAVES IRREGULARIDADES EN CONDOMINIO SOCIAL LAS INDUSTRIAS DE SAN JOAQUÍN

Vie Jul 13 , 2012
La diputada por las comunas de La Granja, Macul y San Joaquín, Ximena Vidal, solicitó al ministerio de la Vivienda que investigue las denuncias realizadas por los vecinos y vecinas que viven en el Condominio Social Las Industrias de la Comuna de San Joaquín, quienes  señalaron que las viviendas sociales que les fueran entregadas por el Estado el año 2009, son “de pésima calidad”. Dichas condiciones, explicó la parlamentaria “se traducen en que sus viviendas desde la época en que les fueran entregadas al día de hoy, se han visto afectadas por serios problemas tales como:  filtraciones de agua, generación de hongos producto de la humedad presente y continuos anegamientos, solo por mencionar algunos de los graves problemas que los aquejan, y los que se evidencian, con mayor crudeza especialmente en los meses de invierno, debido a las continuas lluvias y las bajas temperaturas reinantes en dichas épocas del año”. Todo ello, agregó la diputada Vidal, “ha traído como consecuencia, naturalmente, la alteración de la vida de sus habitantes, básicamente por el alarmante aumento de enfermedades respiratorias como otras enfermedades a la que se ven expuestos, y que afecta especialmente a los niños y adultos mayores quienes son los que más  las resienten”. Por lo tal motivo, acotó, “y en mi rol fiscalizador, he solicitado se oficie al Ministro de Vivienda, con copia a la Seremi Metropolitana de Vivienda y el SERVIU, para que se investiguen los graves hechos denunciados, se corrija toda actuación viciada y se dé inmediata solución a los vecinos y vecinas del Condominio Social Las Industrias, a la vez que se informe a la Cámara de Diputados y a mí en particular de los plazos que se fijen para resolver el problema expuesto”. Santiago de Chile, 13 de julio 2012 Crónica Digital

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