Si en Chile un señor a través de la televisión nos dice que va llover mucho, nosotros le creemos y nos preparamos para este evento climatológico, y si un entrenador de la selección de fútbol nos asegura que con el vamos a llegar al próximo mundial, le creemos y nos entusiasmamos hasta la siguiente derrota.
Un día un dictador nos manifestó que ya no habría más proletarios sino que seriamos todos propietarios y como buenos creyentes le creímos, y a sus sirvientes los inefables CHICAGO BOYS cuando dijeron que de ese momento en adelante no existirían más obrero sino empleados, por ende se acababa la clase obrera y con ello la lucha de clases.
Hoy en los tiempos que corren y terminada la transición a la democracia, creemos a pie juntillas que vivimos en la democracia más sólida de América Latina, sin importar un sistema político que representa de una manera sobredimensionada a quienes lo redactaron a su medida y lo lucen como un traje de fiesta que visten orgullos en el Congreso, en la Moneda y en los desfiles Militares, pensando que esa vestimenta esta adherida a su piel y que nunca la van a cambiar, ellos son muy creyentes de que eso será siempre así.
Pensando en esta necesidad que tenemos los chilenos de creer, es que tenemos que ponernos a trabajar en serio para poder lograr tener para este nuestro chile, un verdadero sistema de Salud y Educación, gratuita y de calidad. Una Previsión financiada por nosotros pero con pensiones dignas y no las jubilaciones de hambre que hoy nos entregan las AFP, creer que los pueblos originarios puedan vivir con orgullo el ser los nativos de esta tierra, respetando sus tradiciones y su forma de vida.
Yo en mi calidad de creyente, si creo que en este Chile hay obreros, empleados, dueñas y dueños de casa, comerciantes empresarios, repartidores de pan, vendedores, feriantes, ferreteros, intelectuales, nuevos emprendedores aspiracionales , esto último es la llamada movilidad social, y que todos juntos desde los más diversos oficios y profesiones vamos a lograr esa nueva mayoría, una mayoría sin escupitajos, sin violencia y sin descalificaciones, con un lenguaje moderado para evitar que un joven salido de sus casillas escupa en el rostro a una ex Presidenta y ahora candidata a la más alta magistratura del país.
Como dijo el presidente SALVADOR ALLENDE G. creo en Chile y en su pueblo. Yo también creo en Chile y en mi pueblo.
Por Miguel A. González Jara
Colaborador de Crónica Digital, 29 de mayo 2013