Los enviados especiales del Presidente estadounidense Donald Trump, apoyados en lo que va quedando del Grupo de Lima y de la OEA, fueron sorprendidos en octubre por la fuga de varios de sus “perritos falderos” en América Latina.
El expresidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, actualmente bajo arresto domiciliario por sospechas de corrupción, bautizó así a los gobiernos, como el suyo, que no le causan problemas al millonario de la Casa Blanca y, más bien, le son leales.
Y, así lo dijo en Estados Unidos hace dos años (probablemente en inglés): “Estados Unidos se enfoca en aquellas áreas donde hay problemas, como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo en América Latina, pues es como un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”.
A su propia caída, seguida de una prolongada inestabilidad política en Perú, surgieron masivas protestas populares en otros países, así como elecciones que desafiaron el modelo neoliberal y pusieron en fuga a los aliados incondicionales de Washington.
Espontáneas protestas –históricas por sus dimensiones– en Ecuador y Chile, en demanda no sólo de reivindicaciones puntuales, sino también del cambio del esquema económico y la renuncia de sus autoridades, quienes responden con una represión parecida a la de las peores dictaduras militares.
También, entre las más recientes elecciones generales impresiona especialmente la reelección en primera vuelta de Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, una victoria que, sin embargo, es cuestionada por sectores de la oposición que no descartan acciones subversivas contra el gobierno popular.
En Argentina, el binomio Alberto y Cristina Fernández asumirá el poder en diciembre, luego de derrotar, también en primera ronda, al Presidente Mauricio Macri.
A esa victoria aspira a sumarse Daniel Martínez, el candidato vencedor del Frente Amplio del Uruguay, quien no obstante deberá enfrentar el balotaje en noviembre próximo frente al abanderado de la derecha, Luis Lacalle Pou.
Varios analistas también señalan que hubo sorpresas positivas en las elecciones regionales y municipales de Colombia, donde varios candidatos populares fueron electos frente a los del “uribismo”.
El mapa político latinoamericano –en el que aún se mantienen firmes los procesos revolucionarios de Cuba y Venezuela, acosados con furia por Washington– está cambiando, junto a la esperanza del progresista Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México.
Sólo el impresentable régimen de Jair Bolsonaro en Brasil –cuyo pueblo demanda, junto a una campaña internacional, la inmediata liberación de Luis Inacio Lula Da Silva– se va quedando como el principal de los “perritos falderos” de Donald Trump.
Por Josh London.
Kingston, 29 de octubre 2019.
Crónica Digital / Prensa Latina.