Tal criterio resonó en las palabras del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para quien ‘ningún país puede resolver esta crisis solo, estamos en esto juntos, y las soluciones multilaterales enérgicas y efectivas son más importantes que nunca’.
Con el saldo de más de medio millón de muertes provocadas por la pandemia, un número mucho mayor de contagiados, y la acentuación de estas consecuencias por la creciente crisis económica generada por la enfermedad, no existe otra salida que la acción concertada de los países, coincidieron el grueso de los participantes.
De acuerdo con la OIT, el número exorbitante de lugares de trabajo que cerraron en todo el mundo en respuesta a la pandemia redujeron en un 10,7 por ciento el total de horas trabajadas en el segundo trimestre del año.
Ello provocó la pérdida de 305 millones de empleos, si se toma como base una semana laboral de 48 horas.
En tanto, mil 600 millones de personas ven amenazados sus medios de subsistencia de manera inminente, dado que el ingreso medio en la economía informal se contrajo un 60 por ciento en el primer mes de la pandemia.
Aunque la Covid-19 ataca a cualquier persona, sea rica o pobre, lo cierto es que sus mayor amenaza se verifica en las áreas del llamado tercer mundo, donde son más frágiles o no existen adecuados sistemas de salud.
También en los migrantes y minorías étnicas de las naciones ricas, carentes de seguros médicos y de acceso a hospitales, lo cual como se señaló en la cita, pone al desnudo la incompetencia del neoliberalismo para lidiar con la pandemia.
Quedó claro que es momento también de proteger con más fuerza el medio ambiente, de abandonar cualquier manifestación de proteccionismo comercial y de egoísmo en las relaciones internacionales, en las que debe primar la solidaridad.
Ginebra, 9 julio 2020
Crónica Digital/PL
