por la inexperiencia de estos y los temores por los que también pasamos nosotros, muchas veces no sabemos lo suficiente, y tememos decir o dar información que no es correcta. Segundo, se piensa frecuentemente que si conversamos de estos temas con los chicos o las chicas, estaremos incitando precozmente a una vida sexual activa.
Sin embargo, no pocos padres y madres están conscientes de que es necesario y útil que los hijos sepan cuestiones fundamentales sobre sexo y están dispuestos a ofrecerle información. La gran pregunta es cómo hablarles adecuadamente, de acuerdo con la edad. De qué manera se va introduciendo el diálogo sin que sea algo forzado.
La sexualidad debe verse y explicarse como lo que es: algo muy natural, afirma la psicóloga Ana Lucía Gómez. Los padres pueden ayudar mucho a sus niños si fomentan un ambiente positivo en el cual se puede hablar acerca de diferentes temas como el de la sexualidad.
Lo fundamental es mostrarse tranquilo, esperar las preguntas y responder a sus necesidades individuales según su madurez y edad. No deben brindarle ni más ni menos de la información de la que el niño o niña pregunte y pueda entender.
Los padres pueden y deben enseñar a sus hijos la sexualidad con naturalidad y espontaneidad, brindar información acertada y desprejuiciada. Pero hay que tener en cuenta que lo más importante es el ejemplo de una relación de pareja basada en el amor, el respeto y la comprensión.
Poco podemos inculcar en nuestros descendientes con el doble mensaje: decir una cosa y hacer otra. Si los mayores discuten, se ofenden o no se ponen de acuerdo en cuestiones sustanciales de la convivencia delante de los niños, de poco resultará decirles que lo más valioso es el respeto, tenerse en cuenta y valorar las necesidades y criterios del otro. Que es malo violentarse y agredir a cualquier persona.
CADA COSA POR SU NOMBRE
A la hora de explicarles es esencial utilizar las palabras reales y no sobrenombres. El pene se llama pene; la vagina se llama vagina, al igual que la vulva se llama así. Proporcionar la información correcta, de manera paulatina y desde el principio, es más armonioso y natural, tanto para los padres como para los hijos y no acarrea conflictos de ninguna especie.
De acuerdo con la psicóloga Ana Lucía Gómez, es oportuno mantener ciertas pautas de comportamiento.
En cualquier caso, trate de impedir que el niño o la niña se sienta culpable por su curiosidad.
Hágale sentir confianza para que pregunte cuanto y cuando lo desee.
Nunca le diga que está muy pequeño para contestarle.
Si no conoce la respuesta, dígale que va a consultar, y cuando tenga la información, se la responde.
Evite que esté expuesto a programas de televisión que presenten escenas eróticas o que traten un asunto sexual imposible de comprender para su edad; esto más que beneficio puede reportarle daño al no entender lo que realmente está pasando.
Si los padres tienen intimidad evite que el niño o la niña esté cerca o presente en la misma habitación, aunque aparentemente dormido. A veces los niños se hacen los dormidos para escuchar o ver qué pasa entre sus padres.
Este momento íntimo requiere un lugar y la privacidad es algo importante para la pareja. La cama matrimonial es exclusiva para la pareja.
Si su hijo o hija presencia actividades sexuales entre animales, debe explicarle la gran diferencia que existe entre la época de celo que se presenta en los animales y el sentimiento de amor, que es exclusivo de los humanos.
Después de los 4 años es importante que el niño y la niña se independice, por lo que bañarse, vestirse, comer y dormir debe hacerlo solo, con el fin de fomentarle conductas de independencia y confianza en sí mismo.
(Fin de primera parte)
Por: Aloyma Ravelo Revista Mujeres
Santiago de Chile, 10 de octubre 2006
Crónica Digital/Revista Mujeres , 0, 126, 8