Es más grave si consideramos que se hace de manera consciente y premeditada, ya que la historia se ha encargado de señalar claramente los sectores que luchan realmente por los excluidos y cuales solo guardan intereses relacionados con sus bolsillos personales.
Mientras se sigan rescatando solo las «figuras políticas» y se deje bajo la micro a los verdaderos protagonistas. Mientras las organizaciones sociales y sus dirigentes – la mayor fuerza de la alternativa siga alcanzando cero protagonismo en las campañas publicitarias, llámense debates o franjas televisivas. Mientras solo se busque doblar o quintuplicar «el récord» personal de un candidato y se le haga acompañar en sus franjas de TV por gente de la farándula (léase cantantes y escritoras sexuales).
Mientras los representantes de estas mismas organizaciones, que trabajan arduamente por inmensos sectores de la población, sean excluidos de las listas de diputados y senadores. Mientras se les deje de lado en las instancias decisivas. Mientras los candidatos a la presidencia y a los sillones del congreso sean en la práctica, solo representantes de ellos mismos o a lo más, de los partidos políticos que agrupan a exiguos grupos de personas. Mientras se siga pensando que «no se va a ganar» y que es un proyecto a «largo plazo».
Seguirán volando por los aires los sombreros hallullas yankees, de la extrema diestra dura. Seguirán las celebraciones en los lujosos hoteles Plaza. Seguiremos viendo a millonarios hipócritas, oportunistas, ladrones e inconsecuentes mercenarios- apoderándose a punta de coimas de los estómagos y los votos del ciudadano común. Seguiremos viendo a actores de telenovelas en el parlamento, a animadores en puestos de alcalde y a periodistas «ricas» robando minutos de fama en las franjas de televisión cuya finalidad debería ser educar y concientizar al ignorante y desinformado ciudadano chileno.
Faltó seriedad y un candidato realmente de izquierda, con estirpe y linaje de lucha social, con discursos de corazón, con rasgos convincentes, forjados a fuego en años y décadas de trabajo con los oprimidos y excluidos de nuestra patria. Los hay pero se les cierra la puerta, no pertenecen a los partidos. Faltaron trabajadores sociales y sobraron empresarios, aquellos que deben quedarse en sus empresas y no de un día para otro vestirse de luchador social, para pretender cambiar el mundo en que vivimos circunstancialmente.
Como resultado un «caldillo de congrio aguado», que le faltó sal, pimiento rojo, aliños, y congrio por supuesto. Los políticos deben estar al servicio de las organizaciones sociales y no al revés. El que las organizaciones sociales deban estar al servicio de los candidatos de los partidos políticos es y seguirá siendo una formula añeja, una tremenda falacia. ¿O es que acaso los inmensos sectores excluidos y explotados de nuestra patria se encuentran actualmente dentro de los partidos?.
Un ciudadano discapacitado, amputado de ambas piernas, muy triste y decepcionado me llamó el día domingo por la noche, inmediatamente después de conocidos los resultados de las elecciones de presidente, senadores y diputado. El se paseó por todo Santiago con un año de antelación con la piocha del Juntos Podemos Más, asistió a encuentros de base y generales con el abanderado quién le prometió que los discapacitados estarían en su discurso y en la franja. Lo que en la practica nunca ocurrió.
Solo buenas intenciones y consideraciones recibieron por parte del encargado de coordinar la inscripción a las listas de parlamentarios, cuando se le expresó la importancia y necesidad de contar con candidatos a Diputado con y sin discapacidad que representaran las aspiraciones de esta inmensa mayoría. Al final no se tomó en cuenta al sector ni siquiera en el discurso del debate presidencial, lo cual constituyó un tremendo error de omisión en vivo y en directo para todo el país.
En su momento señalé: «El grado de desarrollo de una campaña política se mide en la forma en que trata a los discapacitados y sus familias», lo cual aun no se alcanza a entender, considerando los hechos y resultados que distan bastante de cumplir con las expectativas. Olvidarse de las necesidades de más de dos millones de personas con discapacidad y más seis millones de familiares, seguirá siendo un error garrafal que arroja graves resultados sociales y eleccionarios.
En Chile ha surgido una nueva limitación, la Discapacidad Cívica.
Por Alejandro Hernández. El autor es Director de la Fundación Nacional de Discapacitados, Dirigente Sindical y Activista por los Derechos Humanos. mail: director@fnd.cl
Santiago de Chile, 16 de diciembre 2005
Crónica Digital , 0, 80, 5