El hecho fue detectado durante experimentos realizados por científicos de la Facultad de Medicina de esa casa de estudios con animales sanos de laboratorio.
Un informe citado hoy por el diario La Jornada precisa que una vez que se produce el mal, avanza en forma progresiva, aunque cese la inhalación del contaminante.
Con base en los resultados obtenidos, los investigadores infieren que el ambiente oxidante en el que viven los habitantes de ciudades es dañino y probablemente colabora en el aumento en la incidencia más temprana de padecimientos degenerativos y neurodegenerativos.
La UNAM informó que para obtener estos resultados el laboratorio experimental, de forma paralela, diseñó un aparato de filtro acuoso que permite atrapar ozono y transformarlo en oxígeno.
Con esto, los científicos abrieron la posibilidad de que lugares cerrados estén libres de este contaminante y de partículas, precisó.
La institución resalta que dos o tres décadas atrás tanto la enfermedad de Parkinson como el Alzheimer ocurrían en personas de edades avanzadas, pero cada vez más aparecen en etapas jóvenes.
La doctora Selva Rivas explicó que la importancia del hallazgo radica en que aun cuando el Parkinson es un trastorno multifactorial, en los animales del experimento se pudo producir su desencadenamiento al exponerlos a un solo factor ambiental a bajas dosis.
El desarrollo del modelo universitario mexicano, además, permitirá a la comunidad científica local mejorar la comprensión de los mecanismos de muerte cerebral por daño oxidante y su posible reversión con fármacos.
Rivas precisó que los animales inhalaron 0,25 partes por millón de ozono durante cuatro horas, de lunes a viernes, y a los 15 días se presentó ya un cuadro franco de deterioro; al cumplirse un mes, muerte neuronal, y entre dos y tres meses aparecieron alteraciones conductuales y daño neuronal similar a la enfermedad de Parkinson.
La científica afirmó que hay padecimientos en los cuales se ha demostrado clínicamente su relación con el medio ambiente oxidante como enfermedades degenerativas, asma y el aumento en la incidencia de las cardiacas.
El estrés oxidativo provocado por ozono deteriora la célula por un proceso directo sobre los componentes de la membrana, como lípidos y proteínas; además sirve de señalizador de muchas cadenas de eventos intracelulares que llevan a un cambio en el metabolismo, agregó.
Ciudad de México, 2 de enero 2005
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