Funcionarios de la embajada cubana dijeron a Prensa Latina que la distribución del documento fue realizada de manera personalizada, durante reuniones con embajadores de los Estados integrantes de ONU.
El debate y votación ulterior del proyecto de resolución está previsto para el 8 de noviembre proximo en el plenario de la Asamblea General.
Este será el décimo quinto año consecutivo en que Cuba presenta la resolución titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.
El pasado año, el pronunciamiento de condena a Estados Unidos fue aprobado con una cifra récord de 182 votos a favor, cuatro en contra y una abstención, de los entonces 191 miembros de ONU.
En esa ocasión, el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, dijo que fue un resultado contundente, expresión del enorme rechazo que el bloqueo contra Cuba concita en el mundo.
También, dijo, la votación fue prueba inequívoca de apoyo a la lucha del pueblo cubano contra el bloqueo y la agresión exterior.
El proyecto cubano precisa que la economía de ese país latinoamericano perdió el pasado año más de mil 186 millones de dólares como consecuencia del recrudecimiento de esa media coercitiva que Estados Unidos aplica con alcances extraterritoriales.
De acuerdo con las estadísticas ofrecidas en el documento, el perjuicio económico que sufrió Cuba por esas medidas estadounidenses en los últimos 45 años supera los 86 mil 108 millones de dólares.
Considerado el bloqueo más prolongado y cruel que haya conocido la historia de la humanidad, los cubanos califican de acto de genocidio la guerra económica de Washington contra La Habana.
En declaraciones en la capital cubana, funcionarios de la chancillería dieron a conocer que en 2005 Cuba no pudo exportar un solo artículo a Estados Unidos, pese a que el comercio entre los países debe ser en ambas direcciones.
Solo pudo importar productos agrícolas con restricciones y trámites muy rigurosos.
La complicada madeja de leyes, regulaciones y medidas adoptadas por Estados Unidos a lo largo de más de cuatro décadas impiden a una empresa de un tercer país vender a Cuba cualquier producto que tenga más del 10 por ciento de componentes estadounidenses.
Tampoco se puede vender a Estados Unidos ninguna mercancía que contenga materias primas cubanas y se multa a ciudadanos o residentes en territorio norteamericano que visiten Cuba.
Estas medidas extraterritoriales, que son consideradas una verdadera persecución a las operaciones comerciales y financieras de Cuba en el exterior, han sido reforzadas con leyes como la Torricelli, de 1992, y la Helms Burton, de 1996.
Otras más recientes redujeron a 300 dólares por trimestre las remesas de cubanos en Estados Unidos destinadas a sus familiares en la Isla y limitaron los viajes de familiares a uno cada tres años.
También suspendieron las visitas a Cuba a personas con otros parentesco que no fuera madre, padre, hijo o hermano.
Por: Ilsa Rodríguez
Naciones Unidas
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