El estudio, realizado con información de organismos internacionales y datos de misioneros católicos, denuncia que además de sufrir explotación y la prostitución, deben enfrentar la pobreza, el SIDA, la guerra o el abandono. «El futuro es una incógnita, el presente una pesadilla que debe recaer sobre las conciencias de los adultos», indica el informe.
Asimismo, precisa que «211 millones de niños menores de 14 años son obligados a trabajar, de los cuales 120 millones lo hacen a tiempo completo», de ellos, 171 millones «trabajan en condiciones arriesgadas, con maquinaria peligrosa, en la minería, sin luz y con poco oxígeno, o manejando materias tóxicas».
Desde lugares como las minas de Costa de Marfil, Sudáfrica o Colombia, hasta las plantaciones de caña de azúcar en Brasil, se da la explotación infantil, auque Asia es el continente más afectado por este flagelo. «En la raíz de muchas formas de explotación está el hecho de que en los países más pobres entre aquellos en vías de desarrollo, más de 50 millones de niños ni siquiera son registrados cuando nacen», agrega el informe.
El texto también denuncia la tragedia de los «niños soldados». En todo el mundo, más de 300 mil menores son «transformados en asesinos para matar sin piedad». Reclutados entre los diez y 14 años, los explotadores consideran que «los más pequeños son considerados como la mejor mano de obra para el uso de armas ligeras, para esconderse, huir y espiar».
Estos niños son la «carne de cañón» y son puestos «en primera línea de fuego para realizar acciones suicidas, atiborrados de drogas para vencer el miedo y matar a sangre fría»
Otro problema que denuncia el estudio de Fides es el de los niños de la calle, quienes subsisten robando o reciclando la basura de las grandes ciudades. La mitad de los 120 millones de niños de la calle viven en Sudamérica y 30 millones en Asia, aunque este fenómeno está en aumento «en las ciudades más grandes de la Europa del Este».
Además, el hambre en el mundo hace que cada año mueran más de once millones de niños menores de cinco años; y en 2005 medio millón de niños menores de 14 años murieron de SIDA.
Otra de las tragedias denunciadas en este informe es el tráfico de personas, en el que se «comercia» con 1,2 de menores de 18 años anualmente en el mundo. El documento recoge también la desaparición de huérfanos «vendidos por su misma familia en zonas de Centroamérica, a manos de las mafias dedicadas al tráfico ilegal de órganos humanos». Cuatro millones de niñas son compradas y vendidas para matrimonios, prostitución y esclavitud. «El problema de los matrimonios pactados, más de 80 millones en el mundo impuestos a niñas de menos de 18 años, ha sido denunciado por muchas organizaciones humanitarias, también por el riesgo de muerte para las jovencísimas madres», agrega el texto.
«Las niñas representan además dos tercios de los menores que no reciben una educación; la consecuencia es que después serán mujeres analfabetas: ¡actualmente 600 millones!», destaca el texto. Asimismo, destaca que la infancia de muchas niñas se enfrenta al peligro de la mutilación genital, una práctica que sufren cada año dos millones de pequeñas.
El Vaticano, 18 de enero 2006
Crónica Digital/ACI , 0, 46, 2