Además, se encontraron dos bodegas adicionales y cuatro locales que comercializaban los textos falsificados.
La Brigada de Investigaciones Criminales de Santiago detuvo a un comerciante mayorista que vendía y distribuía libros «piratas» y notificó a otros siete individuos que participaban en la red.
La policía continúa las investigaciones en búsqueda de la imprenta empleada por la red delictiva.
El presidente de la CCL, Eduardo Castillo, dijo a Prensa Latina que la entidad profesional se hará parte de una querella contra quienes resulten responsables del delito.
Tras elogiar la acción policial, se quejó de debilidades en la actual ley del libro en el combate a la piratería.
Castillo exhortó al Gobierno a «acoger el llamado de los gremios para hacer realidad una política integral a favor de la promoción de los derechos de autores y productores de bienes culturales, que entre otras medidas sancione eficazmente la piratería».
Entre los textos piratas, los detenidos almacenaban obras de Isabel Allende, Paulo Coelho, Marcela Paz y una amplia bibliografía escolar.
Santiago de Chile, 31 de enero 2007
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