Aunque voceros de la gigante sudamericana, la mayor del mundo en su género, aseguran que la protesta no tiene fuerza y no incidirá en la producción, el tema no deja de preocupar también al gobierno a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales.
La movilización fue iniciada la pasada semana por la Coordinadora Nacional de Trabajadores Contratistas de Codelco en las divisiones de El Teniente y Andina, pero ayer se extendió al resto de las mineras en medio de un fuerte clima de enfrentamientos.
El gremio de trabajadores, que suministran diversos servicios colaterales a la empresa estatal, reclaman un bono de 500 mil pesos (casi mil dólares) para cada uno de sus 28 mil afiliados, para compensar las diferencia salariales en un marco de bonanzas en el sector.
Su reclamo se fundamenta en que ellos ganan menos de la mitad de lo que reciben los trabajadores de la empresa, que en el 2005 obtuvo resultados históricos (unos cinco mil 300 millones de dólares de utilidades) por los altos precios del cobre.
Aunque todavía no ha tenido mayores incidencias en la producción, la movilización no sólo estremeció al mundo político nacional, sino que contra todo pronóstico catapultó el valor del cobre en los mercados internacionales a un nuevo récord en la Bolsa de Metales de Londres.
Por ser la mayor productora del mundo, el paro levantó una gran ola compradora por temor a que disminuyan aún más las reservas internacionales y elevó el promedio mensual a 2,09 dólares la libra, luego de una baja de 5,12 centavos en las tres últimas sesiones.
En este escenario, el vicepresidente de Codelco, Juan Villarzú, puso paños fríos hoy a la incertidumbre al asegurar, primero, que la producción y el precio no se verían afectados y, segundo, que el paro no debería durar por mucho tiempo.
«En el corto plazo, se mantiene la producción bastante inalterada. Si esta situación se extiende, será distinto, pero todos sabemos que no se extenderá mucho», manifestó tras resaltar que existe un espacio razonable para manejar el tema.
Al igual que el presidente Ricardo Lagos y otros funcionarios de su gobierno, Villarzú subrayó que Codelco está dispuesta a solucionar el problema, pero no a pagar los bonos de medio millón de pesos que reclaman los contratistas.
El gobierno suspendió ayer las negociaciones con el sindicato luego de fuertes enfrentamientos entre huelguistas y policías que dejaron medio centenar de detenidos y varios lesionados, incluyendo dos carabineros.
Mientras tanto, los dirigentes gremiales tratan hoy de poner «paños de agua fría» a las tensiones originadas la víspera y buscan crear una mesa de diálogo con el gobierno para buscar una salida negociada al conflicto.
«Queremos bajar los ánimos», comentó Cristian Cuevas, dirigente de los contratistas de la división Andina y vocero nacional del movimiento, quien descartó todo tipo de vínculo con la extrema derecha opositora, que ayer les brindó su apoyo.
«Tenemos claro que tanto él (Sebastián Piñera) como (el presidente) Lagos tienen tejado de vidrio», tras denunciar la persecución policial de que son objeto, lo que determinó la violencia generada en la jornada del miércoles.
Dijo que el ministro del Interior Francisco Vidal ha instalado cientos de carabineros que siguen a los trabajadores en las faenas, en los trayectos, «lo que ha enardecido los ánimos de los trabajadores».
Santiago de Chile, 5 de enero 2006
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