No es cierto que la riqueza de especies en Los Andes desérticos de Vallenar sea baja, como describió Barrick Gold en uno de sus informes a la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), sino que Pascua Lama se emplaza en una zona donde la vegetación es tan pequeña como diversa.
Pensémoslo de este modo: ¿deja de ser poco importante el krill para las ballenas y éstas a su vez poco importantes para nosotros? La cadena alimenticia es tan variada como los climas y si tambalea en cualquiera de sus etapas, todas las especies corren peligro de supervivencia. Pues bien, Pascua Lama podría destruir plantas que son alimento de aves, reptiles y mamíferos muy particulares de las altas montañas de Vallenar.
Se encuentra en etapa de publicación un artículo de los profesores Carolina Villagrán, Ricardo Leiva, Juan J. Armesto y Alberto Veloso de la Universidad de Chile, titulado Pascua Lama: una amenaza a la mantención de la biodiversidad de los Andes Desérticos de Chile, que describe justamente la diversidad del área que impactará el proyecto aurífero Pascua Lama. En el documento se establece que en Vallenar se encuentra el máximo de riquezas de especies de plantas vasculares en Los Andes desérticos.
A través de una exposición ilustrada se evidencia la diversidad de flores de la zona y se muestran las especies que se encuentran en estado de conservación vulnerable.
La conclusión de dicho estudio es que se trata de un reservorio importante de biodiversidad genética en los ecosistemas altoandinos, destacando que la protección estatal de ellos es una necesidad urgente así como la mantención de la pureza de las fuentes de agua.
Éste es otro llamado de atención de la comunidad científica a la brutal amenaza de un proyecto de inversión que no mide las consecuencias en el medio ambiente.
La Corema de la Tercera Región decidió aprobar el proyecto Pascua Lama y con esto comienza la cuenta regresiva de estas especies que por ser pequeñas pasamos por alto.
Pascua Lama no debe ser aprobado si queremos que subsistan estos frágiles ecosistemas, seguir disfrutando de la belleza de los paisajes altoandinos y conservarlos para que las generaciones venideras puedan disfrutar de lo que aún nos queda en este abofeteado planeta.
Por: Antonia Fortt, ingeniera ambiental de Oceana
Santiago de Chile, 2 de marzo 2006
Crónica Digital
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