Los dos mandatarios viajarán a Santiago el 10 de marzo próximo para asistir a la toma de posesión de la presidenta electa, Michelle Bachelet, y Lagos quiere utilizar la ocasión para mediar en la disputa que enfrentan ambas naciones vecinas.
«Sería ideal como forma de crear un ambiente más amplio para la conversación, pero creo que va a ser muy difícil», expresó Lagos, según consignan medios locales.
El diferendo preocupa mucho a la región, pues tanto Argentina como Uruguay son miembros plenos del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), donde son discutidos importantes proyecto de integración en el plano energético.
Chile en particular se ha visto indirectamente envuelto por los cortes de carretera en regiones fronterizas de ambos países para impedir que lleguen elementos constructivos a la planta de celulosa de Botnia, en la localidad uruguaya de Fray Bentos.
Camiones chilenos estuvieron tres semanas bloqueados por manifestantes argentinos en la frontera entre ambos y finalmente tuvieron que regresar al país con la carga, que estaba destinada a la construcción de la polémica industria.
Un grupo de Greenpeace impidió ayer que un barco con bandera de Bahamas zarpara del puerto chileno de Talcahuano con destino a Montevideo con un cargamento de estructuras metálicas que no pudo llegar por tierra por los cortes de carreteras.
Lagos calificó de «serio» el diferendo, ya que «en la práctica Uruguay está sin poder salir por vía terrestre, salvo cuando lo hace a través de Brasil, y en consecuencia acá tenemos un problema muy de fondo».
Un vocero de Greenpeace Chile declaró la víspera que la contaminación no es un problema de un sólo país, «sino que de toda nuestra región y por eso las organizaciones ecologistas demanda un plan de producción limpia para esta industria».
«Hemos bloqueando los elementos que serán utilizados para causar un grave daño ambiental. Como ha quedado más que demostrado con Celco, en la provincia chilena de Valdivia, las papeleras contaminan», declaró Samuel Leyva, vocero de la organización.
El activista denunció la complicidad o pasividad de los gobiernos del cono Sur latinoamericano que permiten que las plantas de celulosa se sigan multiplicando en la región, con sus nefastas consecuencias para el medio ambiente.
Greenpeace encabeza desde el pasado año una campaña internacional contra las papeleras Botnia (Uruguay) y Celco (Chile) por el daño que produce el dióxido de cloro que utilizan esas industrias en el proceso de blanqueo de la pasta de celulosa.
Santiago de Chile, 3 de marzo 2006
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