La organización de los colegios electorales, la logística y todo lo que tenga que ver con los comicios depende de la maquinaria del gobernante de cada uno de esos territorios.
En la actualidad existen 28 republicanos y 22 demócratas al frente de los estados, por lo que organizativamente la balanza se inclina por el partido de gobierno.
Llamativo resulta que plazas como California, Nueva York y Massachussets, con un mayoritario voto demócrata, sean guiadas por personeros republicanos.
Gobernadores como James Carter, Ronald Reagan y William Clinton llegaron a la presidencia del país.
En 2006 hay campañas por 36 asientos para dirigir estados, lo que pudiera modificar el escenario político de la Unión. Los republicanos pulsan para mantener la mayoría, mientras que los demócratas se esfuerzan por retomar el control.
Un mal año para el gobierno republicano de George W. Bush parece amenazar a sus correligionarios. Ya no pueden contar con el arrastre y la popularidad alcanzado por el mandatario después del 11 de septiembre de 2001.
Al parecer los estadounidenses se cansaron del mensaje antiterrorista y sólo la «sorprendente» captura de Osama Bin Laden pudiera ayudar al partido de gobierno a retomar la senda del triunfo.
Los demócratas, aunque no terminan de convencer con su mensaje, se encuentran en una posición privilegiada para ganar algunos estados, si logran capitalizar los errores políticos del gobierno republicano.
De las 36 plazas en disputa, 22 son administradas por republicanos y sólo 14 están en mano de la oposición.
Existen cuatro estados que son clave en cualquier puja electoral en Estados Unidos. California, Nueva York, Florida y Ohio, cuatro grandes centros poblaciones son dominadas por republicanos pero, hay más votantes del partido demócrata.
Hay nueve estados donde no habrá reelección, pues los gobernadores cumplieron los períodos. De éstas, una sola será abandonada por un demócrata, mientras ocho estaban en manos de republicanos.
En opinión de Bill Richarson, gobernador de Nuevo México y potencial aspirante a la candidatura demócrata en 2008, «la diferencia son los votantes cansados de políticas republicanas ineficaces, enormes déficit, falta de credibilidad y Katrina».
El también director de la Asociación de Gobernadores Demócratas está consciente del papel que pueden jugar sus colegas camino a los próximos comicios.
No es un secreto para Richarson que cuatro de los últimos cinco presidentes manejaron previamente un estado, y los gobernadores pueden ayudar a la campaña presidencial consiguiendo el apoyo de las grandes organizaciones y generando votos.
Su contraparte, el gobernador de Massachussets, Mitt Romney, director de la Asociación de Gobernadores Republicanos, quien abandonará el cargo, también ve en estos funcionarios un eslabón importante para seguir controlando la Casa Blanca.
Tener más gobernadores republicanos significa más representantes y senadores republicanos y más apoyo para la presidencia, valoró.
Desde 1994 los demócratas perdieron el control sobre la mayoría de los estados que habían dominado un cuarto de siglo y los republicanos ganaron además el control del Congreso.
Pero la revolución neoconservadora de los republicanos parece llegar al final, aunque lograron importantes triunfos como el control de la Corte Suprema de Justicia, ahora inclinada a la derecha después de la entrada de dos jueces promovidos por Bush.
Illinois y Texas serán el termómetro para medir la temperatura de la campaña.
Estos dos estados realizarán las primeras elecciones primarias, será la voz de arrancada para una contienda que estará en pleno apogeo en la primavera.
En lo adelante será normal ver los espacios de la televisión cargados de propaganda, las actividades de recaudación de sumas millonarias de dólares y la realización de encuestas de sur a norte para mostrar lo reñido de la contienda.
El panorama es sumamente interesante. Por ejemplo, Ohio, que prácticamente inclinó la balanza en 2004 por Bush, ahora parece que caerá en manos de los demócratas.
El jefe del gobierno local, el republicano Robert Taft, se va de la casa de gobierno con bajo nivel de popularidad, una declaración de culpabilidad por violaciones éticas y no probadas inculpaciones de fraude en los comicios de 2004.
En contraparte, los demócratas están amenazados en Michigan, donde la regidora demócrata Jennifer Granholm, cuya victoria en 2002 terminó con 12 años de dominio republicano, ha sido afectada por problemas económicos.
En Florida, el estado que amenazó con hacer de Estados Unidos una republica bananera, ya no estará Jeb Bush, el hermano menor del presidente, y los demócratas pulsan con fuerza para llevarse el gobierno local.
Nueva York y California parecen volver a manos demócratas. El neoyorquino George Pataki se jubila después de 12 años y el actor Arnold Schwarzenegger dejó una mala impresión al perder varias iniciativas en un referendo en noviembre último.
Sin embargo, el partido de gobierno aspira a mantener la mayoría dando un salto en los estados del centro del país con una fuerte puja en Michigan, Illinois y Wisconsin.
También las minorías harán su parte. Hay posibilidad de que gane un negro en Illinois, Massachussets y Ohio.
Ya la campaña está en marcha, sólo resta ver si los demócratas son capaces de capitalizar los errores de los republicanos en los últimos años y enviar el mensaje adecuado a los electores.
Por: Luis Beaton.*El autor es periodista de la Redacción de América del Norte de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 13 de marzo 2006
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