La crisis fue puesta crudamente de manifiesto en un sorprendente y transversal consenso verificado en un foro de dirigentes políticos nacionales que concluyó la vispera en Santiago, y cuyos resultados son resaltados hoy por algunos medios locales.
En la inédita cita participaron representantes de agrupaciones que van desde la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), principal partido de oposición, hasta el Socialista (PS), considerado el más progresista dentro de la coalición de gobierno.
De una manera u otra todos coincidieron en la necesidad de erradicar «perversas prácticas internas» dentro de los conglomerados y promover una mayor democratización y apertura hacia sus bases y la sociedad en su conjunto.
Convocado por el Centro de Estudios del Desarrollo, un tanque pensante vinculado a la Democracia Cristiana (DC), principal partido de gobierno y segundo más votado del país, el encuentro fue un reflejo de la necesidad de un cambio en el mundo político local.
Para los observadores locales, el ascenso al primer plano de la médico socialista Michelle Bachelet, primera mujer que llega a la presidencia de Chile, puede jugar un rol determinante para romper la resistencia de viejas cúpulas que no se resignan a perder el poder.
Bachelet, una militante de base que nunca llegó a ocupar cargos en la nomenclatura partidista, logró imponerse contra todas las banderas, justamente por representar una opción «anti-política» para millones de chilenos decepcionados de las maquinarias partidistas.
Para algunos medios, el foro no se trató sólo de una convergencia en el plano puramente discursivo o doctrinario, sino que también tiene alcances de fuerte actualidad porque los cuatro panelistas están dando una activa batalla política dentro de sus respectivos partidos.
Tales son los casos de Francisco de la Maza (UDI), Jorge Schaulsohn, del Partido por la Democracia (PPD), Francisco Frei (DC) y Gonzalo Martner, ex presinte del PS y líder de una de las cuatro tendencias que predominan en esa colectividad.
De la Maza, representante de corrientes más modernistas en la ultraconservadora UDI, subrayó la necesidad de elección directa y universal de su directiva, dominada aún por los sectores que sirvieron de apoyo político a la dictadura militar (1973-1990).
En los partidos de gobierno, Schaulsohn denunció las irregularidades que caracterizan las elecciones del PPD, Frei rechazó los intentos en la DC de cambiar el sistema de «un militante, un voto» y Martner arremetió contra el poder de las maquinarias internas del PS.
«Lo que yo veo para adelante, y voy a usar una frase de (Salvador) Allende, que más temprano que tarde en la UDI y en los demás partidos los militantes van a votar para elegir a su directiva, su presidente, en todas las instancias», manifestó de la Maza.
Sostuvo que los militantes deben votar directamente por sus autoridades, porque así se confirma que son todos iguales, y resaltó que Bachelet no habría llegado a La Moneda si hubiera estado sometida a las estructuras partidistas
Schaulsohn, ex diputado y vicepresidente del PPD, fue más crudo aún y declaró que «no hay nada más espurio y sucio» que las elecciones internas de los partidos. «Son procesos muy degradantes», recalcó.
Frei, por su parte, subrayó que los dirigentes de los partidos deben velar para que éstos sean fuertes y representativos, porque de lo contrario es la democracia la que se deteriora. «Hay falta democracia interna, apertura y participación de los militantes», sostuvo.
Martner, economista y ex presidente del PS, hizo hincapié a su vez en la paradoja de que los partidos sean un pilar básico de la democracia y al mismo tiempo tengan una bajísima estimación ciudadana.
«La esfera política y los partidos son vistos en Chile como un espacio de conflicto, no de deliberación», aseveró.
Santiago de Chile, 17 de marzo 2006
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