Según datos de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad , que hizo público el documento el pasado 14 de marzo -y desde entonces promueve su difusión internacional-, suman más de dos mil firmas las registradas hasta ahora en una adhesión que crece sin pausas.
La prensa internacional se ha hecho eco del llamamiento, reproducido en periódicos como Página 12, de Argentina, The Guardian, de Gran Bretaña, y Colatino, el decano de los diarios de El Salvador
El texto, suscrito inicialmente por 420 escritores, artistas intelectuales y activistas sociales y políticos, repudia la escalada de torturas ejercidas por militares estadounidenses contra prisioneros iraquíes y la doble moral de Estados Unidos en materia de derechos humanos.
La declaración subraya el recrudecimiento de esta práctica, promovida en nombre de la llamada guerra contra el terrorismo y en alianza con la Unión Europea, cuando faltan apenas tres días para que se inicie en Ginebra el 62 período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Los firmantes destacan los atropellos perpretados en la base naval que ese país mantiene ilegalmente en Guantánamo, al igual que en la propia Europa y otras regiones del planeta, y convocan a sumarse a un reclamo común:
La Comisión de Derechos Humanos o el Consejo que la sustituirá -demandan- debe exigir el cierre inmediato de tales centros y el cese de esas flagrantes violaciones de la dignidad humana.
Entre los personalidades que se adhirieron figuran escritores como el uruguayo Eduardo Galeano, el ecuatoriano Raúl Pérez Torres y los argentinos Abel Posse y Noe Jitrik, el brasileño Theotonio dos Santos y el intelectual húngaro Istvan Meszaros.
En declaraciones a Prensa Latina, el vicepresidente venezolano José Vicente Rangel -quien rubricó el texto- lo calificó de digno apoyo a la lucha por los derechos humanos en el mundo y una contribución a desenmascarar a los farsantes.
Mientras, el poeta Tarek Williams, de esa nación sudamericana, señaló: hay dos lugares, Abu Grahlb y Guantánamo que son iconos de las ignominias, en lo referente al terror, las torturas y la putrefacción de la miseria humana.
Por su parte, el escritor peruano Arturo Corcuera (Premio Casa de las Américas 2006), tras exhortar al cierre de la base naval norteamericana de Guantánamo, la consideró «un agujero negro en la violación de los derechos humanos».
Mientras no se demande su cierre -señaló- todo intento de condenar en Ginebra la violación de las garantías individuales no será más que una farsa, un descarado acto de cinismo.
La Habana, 18 de marzo 2006
Prensa Latina , 0, 108, 9