El abogado Raúl Meza, representante de los querellantes, dijo que 75 de los conscriptos que lograron sobrevivir están con licencia médica y 15 o 20 de ellos presentan problemas siquiátricos, sicológicos, cuadros depresivos y otras complicaciones de salud.
La tragedia tuvo lugar en mayo del pasado año cuando un batallón de jóvenes reclutas, mal vestidos y entrenados, fue obligado por sus jefes a emprender una caminata de 27 kilómetros en la nevada cordillera andina en medio de una fuerte tormenta de nieve y viento.
Los reclutas, menores todos de 19 años y provenientes de familias pobres, fueron cayendo uno tras otros congelados y muchos de los cuerpos quedaron sepultados por montañas de nieve durante varias semanas, en medio de una gran conmoción nacional.
«A ellos se les repite la marcha durante el sueño, cómo iban cayendo sus compañeros y la impotencia de no poder salvarlos por preservar su propia vida. Es un recuerdo recurrente», explicó el profesional.
Dijo que muchos, dados de baja por Ejército, no han durado ni 15 días en nuevos trabajos. «No están preparados para reinsertarse laboralmente y requieren de ayuda económica y médica urgente», recalcó el abogado.
Según Meza, lo grave de este tema es que «ni el Estado ni el Ejército se hacen cargo y endosan el costo del tratamiento y la recuperación a las familias, que en muchos casos son de bajos recursos».
«El Estado sólo se ha preocupado, y no en medida de lo requerido, de las familias de los fallecidos. Pero los conscriptos sobrevivientes están en un total abandono económico, material, médico y sicológico», apuntó.
Meza dijo que el próximo lunes presentará 31 demandas por parte de familias de conscriptos fallecidos y 75 demandas civiles por parte de familiares de los sobrevivientes en la Corte de Apelaciones de Concepción, segunda ciudad del país, a unos 680 kilómetros de Santiago.
«Para el Consejo de Defensa del Estado, el escenario era enfrentar sólo a las familias de los fallecidos, no a los sobrevivientes. Esperamos que esto no dificulte las negociación que llevamos desde octubre del año pasado», sostuvo.
Dos de los conscriptos sobrevivientes fueron ingresados ayer en el Hospital Militar tras varios intentos de suicidio y, lo peor del caso, según Meza, es que estos cuadros depresivos e intentos de quitarse la vida se van a seguir repitiendo si no hay un tratamiento urgente.
Santiago de Chile, 7 de abril 2006
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