Los profundos cambios que se registran en la economía mundial, en particular la formación de grandes bloques económicos concentradores de los principales flujos de riqueza, no dejan otra opción.
Ahora la región se oxigena de perspectivas con el establecimiento y consolidación de procesos democráticos, que suponen una mayor participación de la sociedad civil y mejores relaciones entre los países.
El concepto de integración ya no se concibe sólo como un mecanismo hacia adentro, sino también hacia afuera del área, como tampoco se refiere a aspectos comerciales, sino que incluye otros como los servicios, inversiones, el medio ambiente y la propiedad intelectual.
Se trata de alcanzar beneficios económicos en función de las mejoras sociales, una repartición más equitativa de las riquezas y el enfrentamiento a la pobreza y la exclusión.
Es válido también el liderazgo y apoyo político que ha adquirido la integración por parte de los propios Presidentes de la región.
En el centro esta vez se encuentra el presidente venezolano, Hugo Chávez, y su propuesta de Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
Cuando Chávez presentó la iniciativa en diciembre de 2001, muchos la consideraron un proyecto inabordable en una zona que marchaba a toda velocidad hacia el predominio del mercado y el neoliberalismo.
Cinco años después, ya avanzan Petrocaribe, Petrosur, Telesur, Parlasur, y se adelantan pasos para el Banco del Sur y otras, que comenzarán a dar beneficios a corto o mediano plazo.
No es casual que el tema energético lleve el peso fundamental de los acuerdos firmados por diferentes países o grupos de estos de cara al ALBA.
El crudo alcanza cada día precios que amenazan con paralizar las economías subdesarrolladas, y apuntan hacia la consiguiente secuela de privaciones y escaseces.
Es significativo que de las 50 multinacionales más importantes del mundo, por su posición de activos en el extranjero, 10 estén ligadas directamente al negocio del petróleo, el agua o el gas.
Los planes más inmediatos para Petrosur son la exploración y prospección de petróleo y gas en Argentina, y en la cuenca del Orinoco en Venezuela, así como la construcción de una refinería en el noreste brasileño, y reparaciones de otras en Uruguay y Paraguay.
Este mes, los presidentes de Uruguay, Bolivia, Venezuela y Paraguay avanzaron en las tratativas para la construcción de un gasoducto desde Bolivia hasta Paraguay que estaría listo en 2009.
Desde Sao Paulo, en una cumbre presidencial tripartita, se confirmó que el proyecto final de la conductora que enlazará a Venezuela con Argentina a través de Brasil estará listo en junio.
En las negociaciones para esta conexión intercontiental han estado presentes otras propuestas para mejorar el transporte y las comunicaciones, así como el fomento de inversiones para reducir las dependencias.
Se trabaja en base a la unidad de las petroleras estatales latinoamericanas, el cese de la competencia entre ellas y la inversión conjunta en exploración, explotación y comercialización de petróleo y gas natural.
Bolivia, Venezuela y Cuba suscribieron un Tratado de Comercio de los Pueblos que garantizará un arancel cero para los intercambios comerciales.
En un aparte de esos avances, en la esquina del estancamiento, la Comunidad Andina de Naciones está alerta por el anuncio de la salida de Venezuela debido a la concertación de tratados de libre comercio (TLC) de Perú y Colombia con Estados Unidos.
En estos tiempos, la Casa Blanca emplea todos sus recursos de presión, incluidas las amenazas de represalias económicas y las tácticas de división, para imponer estos tratados como variante del ALCA que propuso desde 2001.
En el Caribe, por su parte, se trata de crear un Mercado y Economía Unicos, en un intento por enfrentar el ambiente global caracterizado por la pérdida de un tratamiento preferencial para los bienes y mercancías del área insular.
De hecho, hace tres meses se creó el Mercado Unido del Caribe, al cual se integrarán seis nuevos miembros antes del 30 de junio.
Con Petrocaribe germinó otro de los preceptos del ALBA: suministro garantizado y estable del crudo, precios razonables, facilidades de pago y creación de fondos para el desarrollo social de las islas.
Junto a estas surgieron y avanzan otras acciones como la Operación Milagro, para la atención quirúrgica a trastornos oculares y de visión en personas de bajos ingresos, y la formación de 50 mil médicos de Latinoamérica y el Caribe, ambas asumidas por Cuba.
Quedan pendientes PetroAmérica, el Fondo Estructural del MERCOSUR, los bancos Internacional Latinoamericano y Sudamericano para el Desarrollo, el Fondo no Retornable, y más, en proceso de negociaciones, pero con objetivas perspectivas de materialización.
La corriente integradora de ALBA, alejada cada vez más de los patrones capitalistas y neoliberales, ya ha contagiado al continente, como apuntó Chávez: sin prisa, pero sin pausa.
Por: Carmen Moreno. La autora es periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 23 de mayo 2006
Crónica Digital , 0, 112, 11
