En esencia está será la alternativa presentada a un padrón electoral de unos 16 millones de venezolanos que podrán acudir a las urnas el próximo 3 de diciembre.
De un lado el presidente Hugo Chávez ofreció una profundización del proceso de cambios iniciado en 1999 con el fortalecimiento del enfoque socialista, como vía para solucionar los graves problemas sociales y económicos del país.
Frente a la reelección, la oposición busca una candidatura unitaria a partir de la plataforma coincidente de los aspirantes radicalmente opuesta a la propuesta de Chávez.
Manuel Rosales, gobernador de Zulia y el candidato que la oposición promueve como la figura para impedir la reelección, ha dejado claro esa posición, que incluye una propuesta de revisar todos los acuerdos internacionales.
«Escojan si queremos ser independientes o colonia norteamericana», ha dicho Chávez, mientras Rosales apunta hacia Estados Unidos como el socio preferencial de Venezuela, en caso de ganar la Presidencia de la República.
La alternativa que marca la sustancia de los debates electorales sobresale en un contexto de disputas y acusaciones mutuas que van desde el uso de fondos públicos en acciones proselitistas hasta la utilización de colores para identificar a los partidos.
Para la próxima semana el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe definir acusaciones del Partido Patria Todos (que apoya a Chávez) sobre el uso del color azul, que lo ha identificado, por el partido Un Nuevo Tiempo de Rosales.
Igualmente el CNE evalúa denuncias sobre el uso de recursos públicos en la campaña electoral de Chávez, mientras su comando electoral presentó una imputación similar contra Rosales, incluyendo la utilización de propaganda subliminal.
Las escaramuzas marcan una campaña que comenzó lenta, debido a la existencia de corrientes abstencionistas derrotadas al menos en esta etapa, aunque las autoridades ven esa opción como una posible carta marcada.
Según algunas fuentes, si la campaña de los opositores no despega y se reafirma la ventaja superior al 50 por ciento del electorado para el jefe de Estado, según todas las encuestas, los opositores podrían abandonar la lucha antes del 3 de diciembre.
Ello pudiera ocurrir en varios escenarios, incluyendo acusaciones de fraude e imposibilidad de elecciones limpias o vinculando la opción con un plan de desestabilización, cuya paternidad se atribuye a Estados Unidos.
La variante más dramática viene dada por un llamado Plan Alcatraz denunciado por la prensa local, que incluiría acciones de desobediencia civil y participación de paramilitares colombianos en hechos violentos.
De momento, los candidatos se centran en recorridos proselitistas para dar a conocer sus proyectos e intentar romper con la pobre participación electoral en los comicios parlamentarios de diciembre pasado.
Rosales intenta un acercamiento a la población con caminatas por diversos pueblos y propuestas que muchos consideran populista y económicamente irrealizable de repartir directamente a la población parte de la renta petrolera.
Los seguidores de Chávez, por su parte, anunciaron la llegada del «Huracán bolivariano» con una campaña dirigida a todos los sectores sociales: campesinos, indígenas, empresarios, profesionales y técnicos, para confirmar el camino de cambios.
Por: Miguel Lozano. El autor es corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.
Caracas, 4 de septiembre 2006
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