Medios locales afirman que la decisión de Argentina de acentuar las restricciones y las declaraciones de funcionarios gubernamentales que apuntan a traspasar a Chile los mayores precios del combustible que está siendo negociado con Bolivia causó molestias en La Moneda.
«Queremos manifestar nuestra preocupación por los recientes cortes de energía y queremos ver el panorama futuro y pedir una explicación», afirmó el canciller Alejandro Foxley, en declaraciones que reproduce el diario conservador «El Mercurio».
La decisión de Argentina fue analizada en profundidad en las últimas horas y la evaluación en el Ejecutivo es que resulta necesario representar oficialmente esta inquietud, dijeron otras fuentes gubernamentales citadas por la publicación.
En principio, Van Klaveren tenía previsto viajar a Buenos Aires para afinar la agenda de trabajo que el 29 de mayo cumplirán en Santiago ocho ministros del gabinete del Presidente Néstor Kirchner con sus pares chilenos, pero ahora se incluyó en la visita este tema.
El gobierno también descartó la opción de sentarse a negociar con Bolivia o Argentina nuevos precios del combustible, como se ha estado especulando en los últimos días, luego que Kirchner revelara que parte de lo que recibe de ese país se reenvía a Chile.
«El gobierno chileno no ha recibido ninguna notificación oficial de parte de las autoridades argentinas respecto a un cambio en las condiciones o precios en los que se vende el gas a Chile», afirmó por su parte Karen Poniachik, ministra de Minería y Energía.
Para la secretaria de Estado «se trata de una negociación bilateral entre Bolivia y Argentina en la cual Chile no participa».
Sin embargo, el jefe de gabinete del gobierno argentino, Alberto Fernández, insistió ayer en traspasar las alzas de precios a Chile, y en Buenos Aires ya se analiza la opción de aplicar un impuesto adicional a la exportación de gas para no dañar a su mercado interno.
Pero si en La Moneda produjo molestia, la opción de que las nuevas tarifas sean negociadas con Bolivia «cayeron como un bomba» en el ultra conservador sector privado, partidario de una postura más dura del gobierno con Buenos Aires por los recortes de gas.
«No puede haber nuevas negociaciones, esto no tiene asidero», comentó un ejecutivo gasífero al Mercurio, una posición que refleja la opinión mayoritaria del sector que se resiste a perder los privilegios de un gas barato y seguro para seguir aumentando sus utilidades.
Chile recibe de Argentina a precios privilegiados más del 90 por ciento del total de gas que consume, gracias a un acuerdo de complementación energética firmado en 1995 por los entonces presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei.
La falta de inversiones por parte de las empresas que asumieron la producción y distribución del combustible tras las privatizaciones de los años 90 y la recuperación económica argentina han creado una situación de escasez que afecta también las exportaciones.
Los cortes en el suministro a Chile, que han llegado en períodos críticos hasta el 40 por ciento del total, se iniciaron desde el invierno de 2004.
Santiago de Chile, 18 de mayo 2006
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