Bachelet sostendrá esta tarde reuniones con los presidentes Hugo Chávez y su par guatemalteco Oscar Berger, el otro candidato latinoamericano a sustituir a Argentina en uno de los dos escaños que tiene la región en el estratégico órgano de las Naciones Unidas.
Los tres intervendrán hoy ante el plenario de la Asamblea General, donde seguramente saldrá a relucir el tema, utilizado por Estados Unidos como parte de su cruzada contra el mandatario venezolano, a quien acusa de intervenir en los asuntos internos de sus vecinos.
Como parte de sus actividades en el máximo organismo internacional, Bachelet sostendrá también mañana un encuentro con la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, quien solicitó expresamente la reunión para tratar sobre el asunto.
Altos funcionarios estadounidense han advertido a Santiago «los inconvenientes» de un voto chileno en favor Chávez, lo que ha sido interpretado por sectores políticos locales como una clara señal de que el gobierno tendría que enfrentar las consecuencias.
Según afirma hoy el diario La Nación, la mandataria chilena se inclina por un eventual respaldo a Caracas y considera que «a pesar de las advertencias implícitas que ha realizado Washington», la decisión no afectaría sensiblemente los vínculos bilaterales.
Para el rotativo, La Moneda ha hecho una valoración de los complejos factores que se mueven en el escenario internacional a favor y en contra y ha optado por respetar el alineamiento sudamericano, en el cual Venezuela es una pieza clave.
Señala que existe conciencia de que la cooperación que en materia de seguridad y defensa con Estados Unidos podría complicarse, en especial, porque también está pendiente otra importante decisión que puede afectar esos vínculos: el Tribunal Penal Internacional (TPI).
La mayor aprehensión de los sectores políticos conservadores dentro y fuera del gobierno es que Washington decida «castigar» a Chile donde más le duele: el entrenamiento de pilotos chilenos para volar los aviones F-16 recientemente adquiridos y las compras de repuestos.
Por otra parte, fuentes diplomáticas insisten que el Ejecutivo está apostando a estrechar relaciones con la región, y en este sentido existe el antecedente de que en un momento complicado para el país, Chávez apoyó al chileno José Miguel Insulza para la OEA.
El respaldo del mandatario venezolano resultó decisivo para obtener la Secretaria General de la organización continental, pues además de su voto promovió el apoyo de los 13 países del Caribe, donde Venezuela ha tenido siempre una fuerte influencia.
«De ahí que ésta sería una oportunidad para que Santiago devuelva la mano a Caracas», sostiene el diario.
Otro factor que entra a jugar en la compleja decisión es el plano político interno que, ante las fuertes presiones norteamericanas, se inclina mayoritariamente en contra de Venezuela. De los cuatro partidos del oficialismo sólo los socialistas apoyan esta opción.
Sin embargo -sostienen fuentes del gobierno-, Bachelet cree que en materia internacional Chile debe inclinarse por el factor regional y apoyar a Caracas en función de una razón de Estado y no ideológica.
Por ello -agregan- el gobierno explicará en el voto que Chile adopta sus decisiones sin ceder a las presiones de nadie -como ya ha subrayado la propia Bachelet- y que la adhesión a Venezuela no significa estar en contra de Estados Unidos.
Además, explican, la mandataria ha realizado ya importantes gestos hacia la Casa Blanca, tales como admitir el triunfo del conservador Felipe Calderón en México y el constante apoyo que se ha dado al presidente de Colombia, Alvaro Uribe.
Santiago de Chile, 20 de septiembre 2006
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