LAS COOPERATIVAS Y LA GLOBALIZACIÓN

. Sin embargo, uno de los sistemas como el cooperativismo que lleva en sí mismo la semilla alternativa al modelo neo-liberal, nunca ha sido suficientemente atendido y convendría preguntarse por qué y si es posible potenciarlo.

Si bien el movimiento cooperativo tiene muchos años en Chile, quisiera hacerme cargo de los últimos cuarenta años (1965-2006) y referidos al cooperativismo campesino.

Tuvo un fuerte impulso durante el gobierno de Frei Montalva, a todo nivel, particularmente a nivel campesino; pero, fue creado desde arriba hacia abajo; es decir, por convencimiento doctrinal del gobierno.

Todavía recuerdo la celeridad con que se intentó la creación de las cooperativas multiactivas regionales (1970), a lo largo del país traspasándoles activos del Estado, por miedo a la estatización de las tierras, a través de lo que después se llamaron Centros de Reforma Agraria (CERAS) o Centros de Producción (CEPROS), los que dicho sea de paso, también fueron creados desde arriba, al margen de la opinión de los campesinos.

Por ello, tras una larga agonía fueron desapareciendo las cooperativas campesinas, quedando 30 en 1990, al decir, del señor Ministro de Agricultura, en el día de ayer. Los aspectos democráticos y participativos del ideario cooperativo, tanto como la educación permanente en sus miembros, se fueron desdibujando lentamente.

Durante el período de dictadura se marginó casi por decreto al cooperativismo por ser, al decir, del Alto Mando, “semilla de comunistas” (sic) (1973-1990).

Al volver a la democracia y hasta ahora (1990-2006), el apoyo al movimiento cooperativo ha sido débil, mezquino y difuso. En fin, seamos sinceros, no ha sido.

El gobierno de la Concertación, a pesar de tener en el cooperativismo las raíces mismas de una nueva sociedad democrática y participativa, optó por la economía de mercado (de social tiene poco) y la está practicando fielmente hace ya 17 años. La verdad es que no lo entiendo: ¿lo habrá hecho por exigencias tácitas del Banco Mundial o del F.M.I.? o ¿los gobiernos democráticos de la Concertación fueron convencidos sinceramente por los economistas de turno, los así llamados “Chicago boys”, que este modelo era el adecuado para Chile? ¿Fue resultado de las condiciones impuestas por el gobierno militar como parte de la salida democrática negociada? No tengo la respuesta.

Lo que sí tengo claro es que en 17 años de gobierno de facto y hasta hoy, casi nunca se oye hablar del cooperativismo ni de sus bondades. Suena a la mayoría como término obsoleto, de otra época.

Los términos usados son hasta hoy los comités campesinos, asociaciones gremiales, agrupación de pequeños agricultores, sociedades de responsabilidad limitada, sociedades anónimas. Me sorprende, entonces, un seminario dedicado a las cooperativas campesinas, en que Chile sea anfitrión.

Las cooperativas que sí suenan y les va bien son las de riego, las pesqueras, las lecheras, las eléctricas. Pero, éstas pertenecen a los sectores medio-altos. Después de un período estratégico de “submarineo” y de claro respaldo político a la dictadura, pudieron sobrevivir. Tanto los términos cooperativismo como el otro término pecaminoso sindicalismo fueron borrados de la Real Academia Chilena, yo diría que hasta hoy.

Siendo que el movimiento cooperativismo encierra en su cosmovisión valores tales como comunitarismo, solidaridad, democracia, participación, está hoy en las “huilas”. Sin embargo, el resto de la empresa privada crece, se perfecciona, se tecnifica, invierte, exporta, gana. No hay buenas regulaciones para él y tiene serios problemas de gestión y de comercialización, al decir del Senador Letelier, opinión que comparto.

Si la respuesta es que en éstas había dinero y que en aquél no, me pregunto dónde estuvieron los anteriores gobiernos de la Concertación para financiarlos. Por último, si antes no tenían tanto dinero en las arcas fiscales, hoy hay mucho dinero. Nadie puede argumentar falta de recursos. Es entonces un asunto de prioridades. Nunca ha faltado, por ejemplo, el 10% de las utilidades del cobre para el ejército. Y esta partida es una herencia de la dictadura.

La globalización no es la panacea, al decir de muchos, se lo escuché hace un tiempo a Ricardo Ffrench-Davis y ayer al representante de la OIT Roberto di Meglio . La globalización es intensa; pero parcial, heterogénea y desbalanceada. Por ejemplo, se debe seguir promoviendo el intercambio; pero entendiendo que éste representa sólo una fracción de la actividad económica. Por ello, reviste una gran importancia el rol de las políticas nacionales.

El carácter y especificidad de las políticas nacionales que se apliquen tienen implicancias relevantes para la vida del pueblo.

La globalización, se hace. Paradojalmente, en esta época de globalización, rasgos esenciales para una gobernabilidad mundial más integral y balanceada, se han debilitado (hoy los esfuerzos de apoyo de las naciones ricas a las pobres o en desarrollo son más débiles, cuando la necesidad es mayor).
Así pues, hay que tener en cuenta varios aspectos para ubicar a la globalización en su justa dimensión y para que no produzca daños irreparables.

Elementos a considerar:

a. en los últimos 25 años los precios de los productos de exportación se deterioraron por la mayor velocidad de la oferta sobre la demanda. Esto está hoy cambiando un poco; pero, la situación puede revertirse.

b. Hay alrededor de un 80% de la producción mundial que no se comercializa internacionalmente: U.S.A. (11%), Chile (32%) de sus PIB.

c. El reciente debilitamiento del MERCOSUR, como consecuencia de la volatilidad de los flujos de capitales, es un ejemplo de los altos costos que paga el mundo productivo por causa de los desequilibrios de la esfera financiera.

d. Supone una gran innovación tecnológica y ésta no se puede incorporar por sí sola. Se necesita una mayor inversión productiva, física y humana, la que es cara y lleva tiempo. La desigualdad en las capacidades adquiridas por los trabajadores, ha dado lugar a una estructura salarial que ha hecho aumentar la brecha entre salarios bajos y altos.

e. La mayor parte de las decisiones sobre producción y empleo deben desenvolverse dentro de las fronteras nacionales. Condicionar, entonces, lo esencial de las políticas públicas a la dimensión externa o financiera puede constituir un grave error político y económico.

f. Es adecuado e imprescindible utilizar la tasa de interés o tipo de cambio; pero como instrumento no exclusivo. Al producirse fluctuaciones muy fuertes, los que pierden son los sectores de más bajos ingresos y los que están vinculados a la actividad productiva.

Es interesante consignar algunos resultados del quehacer globalizador en Chile y que planteaba ayer el destacado economista Juan Guillermo Espinosa:

Existe crecimiento sin empleo. Hay menos necesidad de mano de obra para las exportaciones.

La relación producción/empleo es de 1 a 3.

Es decir, mientras la producción crece tres
veces, el empleo crece uno. Mal signo y peor pronóstico.

Esto trae aparejado varias consecuencias: inestabilidad laboral, exclusión de muchos del sistema y remuneraciones estancadas.

crecimiento sin equidad.

Chile está entre los diez países de peor redistribución del ingreso del mundo.

Soluciones urgentes e indiscutibles: mejoría sustancial en las políticas sociales.

Educación y salud. Mayores recursos que los actualmente asignados.

Mayor participación, reorganización del tejido social. Aquí está el déficit de la Concertación.

Es el mismo déficit que afecta al programa cooperativo campesino, el que no tiene la fuerza para exigir el apoyo que le permita realizar inversiones productivas en su sector para la exportación y el consumo nacional de productos de calidad; para generar canales de capacitación laboral y para estimular la innovación tecnológica. Esto pasa también por modificar la estructura económica nacional (Banco Central).

La gran pregunta no respondida en 17 años: ¿Cómo es posible hacer funcionar exitosamente una cooperativa dentro de un modelo neoliberal? Aquí hay una contradicción “in terminis”. ¿Tenemos que seguir viviendo en esta dirección; es decir, sin alternativa? ¿Qué pasa con los 400.000 campesinos con economía de subsistencia? Dicho de manera más cruda, ¿muriéndose de hambre? ¿Este es el costo inevitable?

Es importante destacar el sentido del crecimiento cuantitativo de nuestro país (equilibrio macroeconómico; cifras en azul, exportaciones agrícolas disparadas). Pero, no se trata sólo de crecer. Sino para qué crecer.

No es tan importante el ritmo del crecimiento, si sabemos para dónde vamos. Lo que importa es que sea un crecimiento real, de todos. Peor es haber crecido a ritmos acelerados, pero en la dirección contraria.

Este ha sido el resultado del actual modelo: un crecimiento acelerado, pero, con acumulación de las riquezas en muy pocas manos. El resultado del esfuerzo del crecimiento agroexportador (US$9.200 millones para el 2006) no se redistribuye equitativamente. ¿Quién gana con las exportaciones y con el bullado crecimiento? ¿Quién crece? ¿Cuántos crecen?

Finalmente, quisiera terminar refiriéndome a las palabras del señor Ministro de Agricultura en su intervención de ayer. Textual “desde el gobierno se mira con simpatía el movimiento cooperativo”. Déjenme interpretarlo cómo lo entendí: el movimiento cooperativo no es malo; tampoco muy importante. No causa problemas y puede hacer algún bien.

En fin, creo que esas palabras retratan en parte la posición del gobierno frente a las cooperativas. Hay un dicho latino muy conocido: “ex abundantia cordis os loquitur” (la boca habla lo que hay en el corazón). ¿Qué hay en el corazón del gobierno de la Concertación en relación con el cooperativismo? Al parecer, poco aprecio, bastante confusión. En síntesis, casi nada.

Por Iván Radovic P.
Director Ejecutivo Fundación OCAC

Santiago de Chile, 27 de diciembre 2006.
Crónica Digital/ Relfexión y Liberación

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