En el plano externo, el presidente Hugo Chávez, quien ganó la reelección, calificó como uno de los más grandes logros de la política exterior el ingreso al Mercado Común del Sur (MERCOSUR), junto a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
Con la incorporación de Venezuela, el bloque supera los 200 millones de habitantes, abarca el 70 por ciento del producto interno de América del Sur y fortalece el poder petrolero.
En opinión del jefe de Estado, Venezuela llegó a sus comicios con una posición internacional fortalecida al dejar de ser usada como base de operaciones políticas y económicas contra la integración de América Latina y del Caribe.
Esta proyección llevó también a un acercamiento con Africa, Asia y Europa y dejó de ser patio trasero del imperio, de acuerdo con la valoración de Chávez.
Este año Venezuela adquirió rango de observador de la Unión Africana, en Europa comenzó a recuperarse del daño provocado a los vínculos por el gobierno derechista de José María Aznar y en Asia se firmaron acuerdos de diversa índole con China, Vietnam y Malasia.
A ello corresponde el impulso dado a mecanismos integracionistas como Petrocaribe, el avance en la construcción del Gran Gasoducto del Sur y el acercamiento con organizaciones sociales e indígenas de Estados Unidos.
El hostigamiento por parte del gobierno estadounidense propició asimismo una modificación de los abastecedores tradicionales del país, como sucedió en el sector de las armas.
La maniobra incluyó la negativa de Estados Unidos a vender armas a Venezuela, entre ellas piezas de los aviones de combate F-16, y la prohibición a España y Brasil de vender embarcaciones y aeronaves por tener componentes norteamericanos.
Como resultado, las autoridades venezolanas adquirieron 100 mil fusiles en Rusia, además de helicópteros y los modernos aviones Sukhoi-30, y se negoció la instalación de fábricas de fusiles automáticos Kalashnikov-103 y municiones.
Con ello, ha apuntado Chávez, se logró neutralizar la intención de bloquear al país en lo relativo al armamento. Derrotamos la intención del imperio de dejarnos desarmados, con amenazas dentro y fuera del país, dijo el mandatario.
Con el empuje venezolano se configuró también el nacimiento de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), en oposición al proyecto neoliberal estadounidense, con la incorporación de Bolivia, Cuba y Venezuela.
La situación en este campo es radicalmente diferente a la existente unos cinco años atrás, cuando Venezuela y Cuba aparecían como los únicos críticos del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) promovida por Estados Unidos.
Hoy se habla, incluso de proyectos concretos como Telesur, el Banco del Sur y otras propuestas de la integración latinoamericana, una prioridad de la política exterior venezolana.
El apoyo internacional a Venezuela quedó demostrado en más de 40 votaciones para la elección del miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, en una pugna con Estados Unidos, que apoyó abiertamente la candidatura de Guatemala.
Según la valoración de Chávez, el episodio demostró la incapacidad de Washington para humillar a Venezuela en el terreno internacional, pese a presiones, chantajes y hasta amenazas apoyadas en la fuerza.
El fortalecimiento de esta línea integracionista, ha dicho Chávez, es ajena a la confrontación en la que Venezuela se ha visto comprometida ante la necesidad de responder a campañas promovidas por Estados Unidos para afectar la imagen del país.
Por Miguel Lozano. El autor es corresponsal de Prensa Latina en Caracas.
Caracas, 4 de diciembre 2006
Prensa Latina , 0, 92, 4
