En un comunicado de prensa, la IC sostiene que los poderes del Estado chileno no fueron capaces de resolver una sanción, pese a las abrumadoras evidencias sobre su participación en casos de homicidios, desapariciones, torturas y genocidio, además de fraude fiscal, enriquecimiento ilícito y malversación de fondos públicos.
Pinochet ya ha sido condenado por la historia y el pueblo de Chile. Sin embargo, consideramos imprescindible continuar desarrollando la lucha para conquistar verdad y justicia plenas, indica el comunicado.
Sobre el punto anterior, los cristianos de izquierda expresaron su profunda satisfacción por la resolución del Gobierno de privar al ex dictador de honores de Estado y descartar duelo oficial.
Sin embargo, al mismo tiempo manifestaron su rechazo a la decisión de reconocer a Pinochet como ex comandante en Jefe del Ejército, y rendirle los honores correspondientes. Pinochet fue designado en el cargo por el Presidente Allende, traicionando la confianza depositada y quebrantando el orden constitucional, el mismo que estaba obligado a respetar. Así comenzó su trayectoria de dictador criminal y corrupto.
Según la misiva, El honor del Ejército de Chile fue mancillado por el tirano. No merecía honores, sino su degradación.
Para la IC, el Ejército no puede pretender el reencuentro con todos los chilenos y, al mismo tiempo, abanderizarse con un símbolo de la etapa más negra de nuestra historia. Mirar a Pinochet como parte de la lista de los comandantes en jefe es no ver lo que todos los chilenos vemos en su figura.
Señalan su categórica repulsa al rechazo del Gobierno a permitir que las organizaciones de derechos humanos y las agrupaciones de familiares de las víctimas del terrorismo de Estado realizaran un homenaje al Presidente Allende en su monumento en la Plaza de la Constitución.
Nos provoca profunda indignación constatar la injustificada represión contra la movilización de la gente, apunta el comunicado.
La impunidad en que falleció el ex dictador, sumado al hecho que se autorizaran honores por parte del Ejército, demuestran las limitaciones aún existentes en la democracia chilena, muestran que vive la herencia de la dictadura.
Por tanto, ratificamos nuestra convicción sobre la necesidad de continuar en la lucha por lograr la plena democratización de Chile, finalizó la misiva.
Santiago de Chile, 12 de diciembre 2006
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