En la 59 reunión anual de La Comisión Ballenera Internacional (CBI), en Anchorage, Alaska, los representantes de Japón propusieron incluir a esos ejemplares entre sus objetivos de captura.
Esto en caso de que se permita una caza comercial restringida a cuatro comunidades costeras japonesas.
La iniciativa nipona fue considerada por naciones como Australia y Nueva Zelanda como «un acto de provocación innecesario».
Esas naciones tienen industrias de observación de cetáceos y las jorobadas son las más estudiadas.
Los representantes de Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña indicaron que los verdaderos objetivos de Japón es reavivar la caza comercial de ballenas, bajo una moratoria de 21 años establecida por la CBI.
Santiago de Chile, 30 de mayo 2007
Crónica Digital/PL , 0, 44, 16
Mié May 30 , 2007
El poder de la derecha -la sumatoria de su fuerza económica, comunicacional, cultural y política- no es para nada un factor nuevo en la vida de Chile. Tampoco el debate sobre cómo enfrentarlo. Cuando Eugenio González, el más destacado teórico del socialismo chileno, terminó su período en el Senado y abandonó la política activa para volcarse de lleno a la actividad universitaria, pronunció un discurso pleno de significativas disquisiciones. En un texto que contiene una elevada reflexión sobre la democracia, la libertad, el humanismo y el socialismo, el futuro Rector de la Universidad de Chile expresó también su inquietud frente a los desafíos inmediatos de su época y planteó una tesis que, vuelta a leer hoy, no puede menos que despertar interés. Corría el año 1957, González observaba con inquietud la situación política y social y su discurso se dirigía a los partidos de izquierda y centro que él denominaba de avanzada social. Entre otras afirmaciones, dijo González: «Estamos refiriéndonos a los partidos de avanzada social. De ellos depende, fundamentalmente, que nuestra democracia representativa -de la cual tanto nos enorgullecemos, a pesar de sus graves tergiversaciones- siga su curso regular, perfeccionando las instituciones libres y abriendo cauce a transformaciones económico-sociales (
). Ya lo dijimos en otra oportunidad sin encontrar eco: es hora de superar las discrepancias superficiales, para buscar afinidades solidarias, de suspender recriminaciones estériles, para aunar esfuerzos constructivos. ¿No son los partidos de avanzada social, coincidentes en sus principios libertarios, en sus tendencias económicas, en sus métodos políticos? ¿No representan en su conjunto la mayoría nacional? ¿Por qué, entonces, no podrían encontrar las bases de una acción común en el Parlamento, ahora y más tarde en el Gobierno?» Han transcurrido exactamente cincuenta años desde aquel discurso que no tuvo la recepción que merecía: un año más tarde las fuerzas de avanzada social postularon con tres candidatos a la Presidencia de la República -Allende, Frei y Bossay-, y sumaron dos tercios de la votación, pero, con un tercio, la derecha eligió a Jorge Alessandri. Son pocas las ocasiones en que ha sido posible constituir bases mínimas para el entendimiento de las fuerzas de avanzada social. En 1938, el Frente Popular logró derrotar estrechamente a la derecha, porque unió partidos de izquierda y centro y el movimiento sindical, y tuvo un velado apoyo de jóvenes de la Falange Nacional. En 1958, la democracia chilena fue objeto de importantes perfeccionamientos, gracias al acuerdo sobre Saneamiento Democrático que alcanzaron las fuerzas de avanzada social en el Congreso, entre ellas, una profunda reforma al sistema electoral, maleado por el cohecho que practicaba la derecha, y la derogación de la ley llamada de Defensa de la Democracia, que ilegalizaba al Partido Comunista. En 1969, Radomiro Tomic, desde la Democracia Cristiana, levantó nuevamente una tesis similar a la de Eugenio González: la unidad social y política del pueblo. No tuvo éxito, pero la consagración de Salvador Allende como Presidente en el Congreso Pleno (una suerte de segunda vuelta, pero parlamentaria) fue posible gracias al entendimiento entre […]