OLIMPIA RIVEROS: HAY MUCHO DESENCANTO EN EL MAGISTERIO

Según la dirigente y candidata a la reelección, “estas amenazan con empeorar las condiciones laborales de quienes ya ejercen en forma desmedrada la docencia en los liceos y escuelas del país”. Entre 11 y 12 de octubre los docentes colegiados sufragarán para elegir a sus representantes de nivel comunal, regional y nacional por un periodo de tres años.

Los proyectos de la ley de subvención diferenciada, la reforma constitucional de educación, la ley general de educación – sucesora de la Loce – y el que crea la Superintendencia de Educación, constituyen una encrucijada histórica en que se definen conceptos clave como el derecho a la educación, la vocación pública del Estado, el avance de la privatización en el sector y la regulación de los sostenedores.

Ad portas de un nuevo proceso eleccionario de la orden, el presidente nacional, Jorge Pavez, -según algunos sectores- “ya no concita las simpatías de la mayoría de los colegiados y su liderazgo está en duda por errores de conducción”. Varios son los dirigentes que le disputan el cargo con posibilidades ciertas de obtener una victoria. Quien obtenga la primera mayoría de la lista más votada será electo o electa mandamás del gremio el próximo 12 de octubre.

La línea principal de disenso viene de la lista A, liderada por el Partido Comunista de fuerte presencia en este gremio, que en estos días despliega una firme campaña para recuperar la presidencia del directorio nacional. El desafío de la lista A es “destronar” a Jorge Pavez, dirigente que lleva años al mando del gremio y que volvió a inscribir su candidatura por la lista del conglomerado Fuerza Social.

Entre el 11 y 12 de octubre los docentes colegiados concurrirán a las urnas. En esta ocasión se elige la totalidad de los dirigentes de los niveles comunal, regional y nacional para un nuevo mandato de tres años.

Una muestra de que la unidad del magisterio está rota. Es la jugada de última hora que hizo Pavez, -según denunció el PC-, que sin consulta a la asamblea del directorio nacional como correspondía por estatuto, modificó unilateralmente el reglamento de elecciones, permitiendo votar solamente a los colegiados y colegiadas que están al día en sus cuotas y marginando a quienes no cumplan este requisito, incluso para postular a cargos de representación gremial.

Víctima de esta disposición fue Guillermo Scherping, dirigente comunista que quedó sin posibilidad de sustitución, ya que las listas fueron inscritas. Como no fueron informados, los comunistas sólo se enteraron de la «norma Pavez» cuando ya era tarde para designar un reemplazante, de esa manera el número 2 de dicha lista aparecerá vacío en la papeleta de sufragios.

En medio del ajetreo de la campaña electoral que está realizando en las ciudades del sur para “convencer a sus colegas de que el cambio de timón es inevitable”, la profesora de castellano, Olimpia Riveros, encargada del departamento de cultura del Colegio de Profesores e integrante del directorio nacional, dijo a Crónica Digital que ve a “las movilizaciones como el único medio de presión efectiva para efectuar exigencias sustantivas y detener la pérdida de garantías laborales y de derechos previsionales de los docentes”.

La recuperación de la unidad y la eliminación de las rivalidades internas, la gestión en equipo para enfrentar las luchas que se aproximan junto la inscripción de los docentes no colegiados para robustecer el gremio, se alzan como las preocupaciones centrales de su candidatura que persigue «devolver la dignidad y prestigio a la función docente en la sociedad.»

¿Cómo es que llega a ser dirigente del Colegio?
– «Yo me hago dirigente a partir de la ausencia de dirigentes durante la dictadura
militar. Mi vocación inicial no había sido ser dirigente. Yo estaba dedicada a la docencia, a la radio, al teatro, a escribir. Yo ejercí en Concepción y trabajé siempre en Concepción. Entonces, ante la pérdida de la dirigencia, en forma alternativa, por fuera del Colegio, los profesores nos organizamos yo me hice dirigente. Así que son muchos años.

¿Seguiste ejerciendo la docencia?
– Sí, claro hasta hace dos años atrás, el 2005, yo estaba haciendo clases. Yo estoy en el directorio nacional hace tres periodos, pero compartía mi tiempo entre la responsabilidad gremial y la docencia. A partir de no hacer más clases me dedico de lleno a la labor dirigencial.

¿Y qué tal ha resultado la experiencia?
– Tiene partes muy gratificantes y tiene momentos bastantes complejos. Yo diría que aquí está el clásico tema de género en que a las mujeres nos cuesta más hacernos escuchar y hacernos respetar en un gremio que tiene más dirigentes varones que mujeres a pesar de que, al revés, el Colegio está conformado el 70 % por mujeres, pero eligen varones. Eso por un lado y por otro lado, hay una cierta pérdida, progresiva, de la razón de ser del organismo gremial. Me explico. La politización – que no es en sí mala, la política es perfectamente legítima – cuando se enfatiza con rasgos de rivalidad, de pugna, el concepto de unidad de los trabajadores se pierde.

¿La unidad del Colegio está resentida actualmente?
– Sin duda alguna hay aquí un magisterio dañado, dolorido, que ha sido afectado en
su autoestima por un discurso tímidamente defensor de los intereses de los maestros y maestras. A veces es muy frustrante no poder avanzar como uno quisiera y otras veces se tiene el reconocimiento de los y las colegas que se dan cuenta de los esfuerzos que hacemos más allá de los logros que en realidad siempre van a ser insuficientes en este sistema.

Usted está continuamente en contacto directo con los profesores de todo el territorio. ¿Cuál es el sentir del profesorado en este instante?
– Yo creo que son las condiciones laborales, es decir, el número excesivo de alumnos
por curso; la falta de espacios de discusión para trabajar en equipo, la sobreexigencia, la carga horaria, situaciones no democráticas al interior de los establecimientos y el maltrato previsional, pues todavía no hemos logrado una reforma provisional. Entonces para los profesores resulta muy angustiante estar ejerciendo, soportando, aguantando, no porque no les guste la docencia – los profesores y las profesoras quieren mucho a los niños y hacen muchos esfuerzos – pero en las condiciones en que se desempeñan : con la presión de los sostenedores, de los empleadores, de los propios apoderados, de la comunidad, en una sociedad con tantos problemas sociales no resueltos, y que rebotan en la sala de clases, hoy día es un trabajo muy agobiador hacer clases. Y sobre eso existe la desesperanza de que el día que termine su función docente no va a encontrar el merecido descanso ni la merecida renta por el sistema provisional injusto de las AFP que reduce la renta de los profesores a un tercio cuando pasa a ser pensionado.

¿Cuál es la evaluación que los profesores tienen de la extensión de la jornada escolar ( JEC)?
– Es mala. Es mala. Se siente como un fracaso que tanto el estudiante como el
profesor están prisioneros mucho tiempo en un mismo lugar. Por lo general son lugares no gratificantes, incómodos, donde se pasa mucho frío, no hay la mínima comodidad para permanecer en ellos. Y como no ha habido una política de implementación de verdaderos talleres. Porque la jornada escolar completa nace con la idea de hacer la educación más atractiva permitiendo una variedad de actividades a los alumnos en la forma de talleres. Por falta de recursos, por mala administración, por lo que sea, esto no se da o se da en muy pocas partes y se termina haciendo más de lo mismo. No se capacitó a los profesores y los alumnos se sienten abrumados de tanta matemática, tanto leguaje. Porque además hay que decir que esta jornada escolar completa sale en un contexto en el que con mucha insistencia desde los discursos del banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional hasta los discursos de los gobiernos de la Concertación hacen creer a la comunidad que la responsabilidad de los resultados de los alumnos en las pruebas Simce como la PSU, son el único parámetro en la educación. Entonces hay una presión por rendimiento que es absolutamente contraria al concepto de educación que nosotros tenemos como preparación integral y una capacitación para el desarrollo pleno del ser humano. Los profesores que hemos egresado de universidades y que tenemos una formación pedagógica profunda nos vemos constreñidos a un enfoque neoliberal que es muy violento y muy chocante, y eso estresa, enferma y cansa al magisterio.

Usted señaló que el Colegio no está respondiendo a los retos de la situación que describes. La lista A, tiene por lema la recuperación de la dignidad docente. ¿Por qué?
– Efectivamente. Nosotros sentimos que el gremio ha sido muy débil en plantear estas
cuestiones a las autoridades, que en el fondo no ha sido sino un ejercicio un tanto versallesco de ir y decir «mires, estos son los problemas que tenemos» y nada más porque no se ha hecho un esfuerzo de integración del magisterio a su organismo gremial. Entonces hay una dispersión grande, hay mucho desencanto en el magisterio.

Hay gente que no está en el Colegio, fundamentalmente los jóvenes, profesores que salen hoy día sin un concepto de lucha social, pero también porque no ven allí un espacio de participación. Lo que ha pasado recientemente con la reforma al reglamento electoral es sintomático. Se reforma de una manera autoritaria, no apegada a estatutos, pero en un sentido antidemocrático, porque lo que se hace es restringir el derecho a la participación electoral tanto para ser candidato como para votar a la situación de pago de cotizaciones y nada más. O sea, este gremio no ha abierto la participación para un debate real en las escuelas. Las asambleas son restringidas exclusivamente a los delegados; no hay una vida gremial tanto por el agobio que los docentes tienen por su trabajo, como porque el gremio no ha buscado una fórmula que permita de verdad recoger los planteamientos y la demanda de la base.

¿Cuál es entonces el gremio ideal por el que Usted va a luchar?
– En primer lugar, el eje ideal, para mí, es el de la participación verdadera. Es el de que los profesores y las profesoras sientan que esta organización sí los escucha, que esta organización sí está en la búsqueda de la solución de los problemas que los afectan y que ellos tienen un espacio de como direccionar hacia donde tiene que ir el gremio. En segundo lugar, es la ligazón necesaria y natural que tiene que haber entre los trabajadores de la educación que somos nosotros, por muy profesionales que seamos, con el resto de los trabajadores. Una línea que nos ligue a la CUT que nos permita las grandes reformas que este país necesita. La derogación de LOCE, la reforma provisional son muy sentidas dichas desde hace muchos años, pero mientras no logremos este trabajo mancomunado va a ser difícil que el gremio por sí solo pueda resolverlos.

Como responsable del área cultura del Colegio de Profesores, cuál es la evaluación de la gestión de tu equipo, sus principales logros.
– Hemos hecho esfuerzos grandes y hemos tenido logros, pero éstos son silenciados por una actitud un poco mezquina del directorio y te pongo un par de ejemplos. Promovimos el año pasado la exposición itinerante de Gabriela Mistral. Gracias a los esfuerzos que hacemos para contactarnos con las comunas y difundir, bueno, se logró mover esta exposición por todo el país. Este año que por ser electoral es más complejo, nuestro trabajo de promover los 90 años de la Violeta Parra ha sido bastante poco recogido en los medios de comunicación del gremio, por ejemplo el Diario del Educador, o en los programas radiales. También nuestra exposición itinerante sobre los cien años de la matanza de la Escuela Santa María, no ha sido suficientemente difundido y se mueve por los esfuerzos nuestros solamente.

¿Esta falta de apoyo a las actividades es producto de una discriminación política?.
– Sin duda. El gremio ha perdido la brújula en tanto no se entienda que los espacios
legítimos que hemos ganado en su interior con el respaldo de los profesores de base hay que respetarlos. Y como esperamos subir esta representación y tener una votación muy alta, lucharemos por cambiar los estilos de trabajo en el directorio que son muy personalistas, muy presidencialistas y que no nos ayudan a llegar a metas más unitarias.

¿Cómo vivieron los profesores la «rebelión pingüina»?.
-Apareció como una maniobra de último minuto que al calor de las manifestaciones del momento el Colegio de Profesores obtuviera un aumento en dinero. Dio la impresión de que apoyaron el movimiento estudiantil, se subieron a él para conquistar un beneficio económico y no la reducción de horas o de alumnos por curso, que son demandas más gravitantes para el gremio.

– Ahí se dio una coyuntura muy especial….
La verdad es que cuando parte el movimiento de los pingüinos, nosotros como tendencia – los de la lista A hoy día – dijimos : «debemos producir un vínculo y un apoyo real a esta movilización porque los contenidos son los mismos nuestros». No hubo voluntad política para eso. Otra habría sido la historia si los estudiantes y los maestros y maestras de este país hubiésemos enarbolado la misma bandera y hubiéramos hecho las fuerzas juntos. No podrían estar relativizando todos los logros de esa lucha. La primera cosa es que hubo una especie de miopía o también de celos, de que nosotros (los profesores) no fuimos los que empezamos sino ellos (los estudiantes). Entonces se dio así y fue débil el apoyo como organización, como directorio, porque en la base los profesores de los liceos sí estuvieron con sus alumnos, sí ayudaron, no todos, pero una inmensa mayoría de docentes sostuvo esa movilización con su aporte, con su orientación, con su reconocimiento y trabajo con los apoderados. En fin, hubo una suerte de movilización, pero como gremio, como cosa oficial no se dio y eso fue lamentable. Y luego el diseño, estaba hecho de antemano que iba a haber una negociación, por lo tanto, fue una fatal coincidencia que se entendiera que la negociación era producto una especie de traición al movimiento estudiantil.

Yo creo que fueron muchas las torpezas o las malas intenciones, la voluntad política equivocada que se dio ahí.

Y el próximo año, ¿Usted espera que sea el de la rebelión de los maestros ?¿O es mucho soñar?
– Yo creo que, necesariamente, en el periodo de tres años que viene va a tener que haber movilizaciones de los maestros porque el rayado de cancha que queda con los proyectos de ley enviados por la Concertación y con el gran proyecto de ley enviado por la derecha, ninguno de ellos resuelve los problemas de fondo. Hay cuatro proyectos: la ley general de educación que supuestamente deroga a la Loce; la reforma constitucional que tiene que ver con el derecho de educación, el proyecto de ley de subvención diferenciada, y el de la Superintendencia. Eso es por un lado, por el lado de la Concertación. Por el lado de la derecha, ellos presentan un gran proyecto global que toma todos los temas, e incluye un poco de financiamiento, pero naturalmente en la dirección que el interesa a la derecha. Cuando el gobierno llama de nuevo a rediscutir estos temas que ya fueron discutidos en un Consejo Asesor Presidencial, lo que va a ocurrir allí es que en la búsqueda de los consensos va a salir cualquier engendro, menos lo que los profesores y los niños y niñas de este país necesitan. Pienso que obligatoriamente tendremos que entrar, primero, a un periodo de mucha información a la base para llegar a una exigencia, ya no una demanda así, de caballeros, como se suele hacer, sino que una exigencia real.

Por Carlos Rivera Piñeda. Especial para Crónica Digital

Santiago de Chile, 27 de septiembre 2007
Crónica Digital, 0, 238, 21

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