El diario El País revela hoy que la entonces ministra española de Exteriores, Ana Palacio, propuso a Chile que copatrocinara una segunda resolución sobre Iraq acordada secretamente entre Washington, Londres y Madrid.
«Sole, hay que salvar a Colin, hay que salvar a Colin», espetó Palacio a la ministra chilena Soledad Alvear, en referencia al secretario de Estado norteamericano Colin Powell, quien debería convencer en la ONU que sí había armas de destrucción masiva en Iraq.
Palacio, añade el diario, excluyó de una reunión con Powell al entonces embajador de México Adolfo Aguilar Zínser por considerarlo demasiado antiamericano.
Juan Gabriel Valdés, embajador de Chile ante la ONU en los días previos a la invasión de Iraq, al conocer el acta de la conversación secreta Bush-Aznar del 22 de febrero de 2003 en el rancho de Crawford, dijo que sabía hubo algún tipo de presiones, pero nunca tan directas.
El ex embajador se refería al acta de Crawford en la que Bush señalaba a Aznar el comportamiento que debían observar los países considerados amigos.
En el caso de Chile dijo que «el presidente Ricardo Lagos debe saber que el Acuerdo de Libre Comercio con Chile está pendiente de confirmación en el Senado y una actitud negativa en este tema podría ponerlo en peligro».
Agrega que el entonces principal negociador comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, se puso en contacto con la ministra Alvear para manifestarle que «tenía miedo de que en el Senado norteamericano se recibiera muy mal un voto contrario de Chile a la resolución».
Sin embargo, esas presiones no prosperaron, según refiere ahora Valdés: «¿Cómo íbamos a apoyar una guerra cuando los informes públicos y privados del jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, hablaban de incremento de la cooperación de Iraq y no había armas prohibidas?»
Madrid, 27 de septiembre 2007
Prensa Latina , 0, 66, 2