Tras una jornada de conmoción y polémica en torno a la convocatoria, Morales entregó este viernes su propuesta de referendo revocatorio, que deslegitima las acusaciones de autoritarismo en su contra.
El mandatario boliviano desafió así a las máximas autoridades departamentales a ser consecuentes y someterse a la voluntad de la población, que decidirá si aprueba los cambios sociales o no.
«No hay que temerle al pueblo», sentenció el jefe de Estado, que invitó a observadores internacionales a constatar quienes son los que buscan muertos para usarlos como bandera política.
Desafió a los partidos conservadores a defender sus posiciones desde la democracia, en vez de engañar al pueblo y manipularlo con un doble discurso contradictorio.
La propuesta generó una respuesta inmediata entre sus adversarios, muchos de los cuales prefirieron esperar a conocer el texto del proyecto de ley de convocatoria antes de pronunciarse.
El partido Poder Democrático Social y el Comité Cívicos de Santa Cruz -principales promotores de las manifestaciones violentas contra la Asamblea Constituyente- buscan ahora desacreditar un referendo que reclamaron tiempo atrás.
Por su parte, las opiniones en el sector empresarial se dividen entre quienes consideran al llamado un acto valiente y quienes dudan de su verdadera eficacia.
Morales espera frenar así la espiral de violencia que impulsa la oposición para sabotear la Asamblea Constituyente.
El mandatario aseguró que el nuevo texto constitucional estará listo para la fecha prevista, el próximo día 14, aunque admitió que sus enemigos intentarán obstaculizar su aprobación en detalle.
Adelantó como posibles nuevas sedes de la Asamblea las ciudades de Oruro, El Alto o el Chapare, donde el mandatario desplegó casi toda su lucha sindical.
La Paz, 7 de diciembre 2007
Prensa Latina , 0, 36, 11
