Chile y Portugal protagonizaron un gran espectáculo deportivo en el primer partido semifinal de la Copa Confederaciones de fútbol Rusia-2017, que tuvo por escenario el estadio Kazán Arena, el mejor de los cuatros dispuestos para el certamen.
El encuentro se vivió ayer ante una afición de 40 mil 885 espectadores, con mayoría de ambas naciones, además de los del país sede que, pese a no contar ya con representación en el torneo, persisten de vivir aún el certamen como una verdadera fiesta deportiva.
Previo a los himnos nacionales de los conjuntos en cuestión, las pantallas en el estadio anunciaron la celebración del Día internacional contra la Discriminación (de todo tipo), como parte de la campaña de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) lanzada en pos de su erradicación.
Igualmente, no faltó una banda de tela a todo lo largo de las gradas, en la cual podía leerse el mensaje de que «Kazán agradece a todos por esta increíble fiesta de fútbol. Esperamos verlos de nuevo», en alusión a su condición de sede para la Copa Mundial Rusia-2018.
Tal y como sucedió en el Spartak de Moscú, la marea chilena colmó gran parte de la instalación en respaldo del equipo con su acostumbrado cántico de «Oe, oe, oe, Chile, Chile«, que fue recompensada con la primera jugada de peligro, realizada por Eduardo Vargas, quien falló un disparo solo frente al portero.
Desde la salida hacia Kazán, se pudo apreciar cómo cientos de chilenos tomaron en Moscú los trenes dispuestos gratuitamente por el Comité Organizador y la FIFA, al igual que varios rusos, algunos de estos por disfrutar del espectáculo y otros por compartir con uno u otro aficionado el triunfo de su equipo.
La marea roja, cual pitonisa, avizoraba seguramente un triunfo colosal en esta Copa, puesto que no ha fallado nunca en su empeño de alentar y empujar a una generación de jugadores que ha logrado los mejores éxitos de su historia en este deporte.
Los viajes de ida y vuelta de una ciudad a otra no fueron en vano y la Chile de toda Latinoamérica se alzó con un triunfo espectacular en tanda de penales ante una Portugal favorita, liderada además por el astro Cristiano Ronaldo.
Así se vivió en el interior del estadio, cuando cada gol de los jugadores suramericanos fue vitoreado y aplaudido al igual que las tres paradas consecutivas del portero Claudio Bravo, que decretó la victoria sin apenas consumir su turno un Ronaldo que vio esfumarse este título a su palmarés.
En duelo de debutantes, los representantes de la nación andina sacaron la mejor parte y resultaron los primeros en clasificarse a la gran final del torneo, en espera ahora del ganador de la otra semifinal entre México y el campeón mundial Alemania.
De esta manera, los dirigidos por Juan Antonio Pizzi consiguieron así su primer triunfo en los duelos efectuado ante los lusos, toda vez que archivaban una derrota por 2-4 en 1928 y un empate por 1-1 en 2011.
Esta victoria histórica alimentó aún más el romanticismo de los aficionados chilenos, quienes se marchaban del estadio coreando todo tipo de cánticos, como una especie de buena suerte y fortuna para su selección, en pos de favorecer la conquista de otro cetro a sus vitrinas.
El Kazán Arena apagará sus luces hasta la próxima temporada, pero siempre quedarán presentes los ecos de la marea roja en la bella instalación y considerada por muchos una de las mejores que acogerá la venidera Copa Mundial Rusia-2018.
Kazán, 29 de junio 2017
Crónica Digital /PL