Entre los fuegos más importantes figura el que afectó la semana pasada a las municipalidades de Valparaíso y Quilpué y que obligó a decretar alerta roja en esos territorios –que aún se mantiene- por el peligro que representó en su momento para zonas habitadas de esas ciudades.
También se encuentran activos incendios en distintos puntos de las regiones de Maule, La Araucanía y Biobío.
En la actual temporada de siniestros forestales, que se prolonga del 31 de julio de 2020 al 30 de junio de este año, según datos de la Corporación Nacional Forestal han ocurrido tres mil 558, apenas 3,0 por ciento menos que el total de la temporada anterior, y destruyeron ya más de 16 mil hectáreas.
Especialistas advierten que hasta ahora no se han producido los desastres de años anteriores, pero consideran que no se debe pensar que la actual temporada sea de bajo perfil.
En ese sentido han insistido en que la sequía que afecta a gran parte del país desde hace más de una década, las altas temperaturas del verano austral y las limitadas medidas implementadas para prevenir esos sucesos, constituyen una combinación perfecta para el surgimiento y propagación de grandes fuegos.
No obstante, señalan como un factor positivo que las medidas restrictivas de la movilidad de las personas en todo el país a causa de la pandemia de la Covid-19 pueden ayudar a que se produzcan menos sucesos de este tipo, que son causados en su mayoría, por negligencia, descuido o intencionalmente, por los seres humanos.
Santiago de Chile, 21 de enero 2021
Crónica Digital/PL
