Bachelet prometió anunciar antes del 29 de enero la composición de su primer gabinete en medio de fuerte presiones de los partidos políticos oficialistas por cuotas de poder y la sombra de su predecesor, Ricardo Lagos, quien no parece muy resignado a alejarse del poder.
En el corto tiempo transcurrido desde su convincente triunfo electoral del pasado 15 de enero, la ex ministra de Defensa no ha perdido oportunidad para demostrar lo que afirmó en su primer discurso post electoral: «instalaré un nuevo estilo de hacer política».
Desde el 15 en la noche cuando los dirigentes del oficialismo se volcaron en masa al céntrico hotel San Francisco, sede de su «cuartel general» para celebrar con champaña la victoria, comenzó a percibirse que algo era diferente a la lógica de anteriores gobiernos.
El entorno de la Presidenta electa no permitió que ningún político la acompañara en el escenario que se instaló en la Alameda, desde donde transmitió su primer discurso al país como candidata electa. «No querían que nadie fuera fotografiado con ella», explicó una fuente.
Luego, en el texto, no apareció ninguna palabra de agradecimiento a los partidos que la acompañaron en la campaña y, según el diario La Tercera, no fue producto de un olvido. «Quería mostrar su autonomía y que no le debía a nadie su victoria», afirmó el rotativo conservador.
Los días siguientes no fueron distintos. El lunes se reunió por separado con las directivas de los cuatro partidos, pero para evitar que la prensa interpretara que estaba negociando el gabinete, los recibió sólo 10 minutos.
Afuera del salón de lo que fue su comando de campaña, María Angélica Alvarez, considerada su más cercana colaboradora, cronometraba el tiempo dedicado a cada uno de ellos y cuando éste se cumplía tocaba la puerta y le hacía un gesto a Bachelet, según testigos.
En una conferencia de prensa convocada poco antes con periodistas extranjeros, Bachelet puso especial cuidado en enfatizar que armaría su equipo con autonomía y total la libertad. «La decisión final la voy a tomar yo, porque es a mí a quien ha elegido la ciudadanía», dijo.
Mientras tanto, ante la compleja situación que se presenta con el presidente Lagos, de quien afirman cercanos «le está costando trabajo dejar el poder», Bachelet ha optado por tomar precauciones, consciente de que será cuestión de tiempo, apuntaron las fuentes.
De acuerdo con una versión de La Tercera, allegados a la ex candidata se mostraron molestos con el tono que usó Lagos cuando la tarde del domingo 15 tuvo un contacto telefónico televisado con Bachelet para felicitarla por su triunfo en la segunda vuelta.
Allí no sólo la tuteó, sino que le dijo que al día siguiente le iba a «llevar algunas tareas que tengo por aquí». El lunes, al término de la cita, ambos dieron una conferencia donde el Presidente volvió a mostrar su pose profesoral, duramente criticada por la prensa.
En este escenario, aseguran sus allegados, Bachelet ha optado por no visitar La Moneda y declinó acompañarlo a Bolivia para participar en los actos por el traspaso de gobierno del vecino país. «¿Que otra cosa podía hacer?», afirma una fuente citada por el diario.
La candidata electa trabajará esta semana «sin prisa, pero sin pauta» para alistar los nombres de sus principales colaboradores, donde pondrá a prueba una de sus primeras promesas: elegir «a los mejores y las mejoras» sobre una base paritaria entre hombres y mujeres.
«En mi administración nadie se repetirá el plato», había dicho antes, pero luego pareció no tan rotunda, cuando dejó entrever que en un gobierno corto (sólo de cuatro años) deberá ser muy cuidadosa a la hora de elegir «porque no tenemos ni un día que perder».
Por: Angel Pino R. Eo autor es corresponsal de Prensa Latina en Chile. Colaborador de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 23 de enero 2006
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