Chile ha tenido una política de integración global de regionalismo abierto, afirmó el ministro secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos Weber.
La revisión de la participación chilena como miembro asociado del principal bloque regional es esgrimida por la extrema derecha opositora que utiliza el impasse reciente con Argentina por el aumento de los precios del gas que exporta a Chile como justificación.
Lagos Weber rechazó también una fuerte campaña de sectores conservadores, dentro y fuera del gobierno, contra Venezuela y afirmó que el ingreso del Caracas al MERCOSUR ha fortalecido esa instancia integracionista «y con ella hay que trabajar».
El acercamiento de Chile al recién inaugurado gobierno de presidente peruano, Alan García, que coincide con el enfriamiento de los nexos con Argentina, dio pie a fuertes especulaciones sobre un realineamiento de la política vecinal de Santiago.
Durante su reciente visita a Lima, donde fue objeto de múltiples atenciones de su par peruano, la presidenta Michelle Bachelet anunció su disposición a integrarse al CAN como miembro asociado, un tema que acaparó la mayor parte de sus conversaciones a puertas cerradas.
La petición partió precisamente de Alán García, quien pretende -con la incorporación de Chile- fortalecer esa instancia negociadora como contrapeso del MERCOSUR en lo que a la Comunidad Sudamericana de Naciones se refiere.
Al concluir su visita, Bachelet anunció el inicio de «un trabajo conjunto» con el resto de los países que integran el CAN para el regreso de Chile a ese pacto subregional después de tres décadas de su retiro.
La decisión fue bien recibida por los jefes de Estado de los otros países miembros, Alfredo Palacio, de Ecuador, y el colombiano Alvaro Uribe, con quienes la presidenta chilena conversó en privado en el marco de los actos por el cambio presidencial en Perú.
Chile parece dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que se abre con el nuevo gobierno peruano, sobre todo en momento en que busca desesperadamente una fuente alternativa de abastecimiento de gas ante las dificultades que encuentra en Argentina.
Claramente, la apuesta de la mandataria chilena parece ir hacia una relación estratégica, donde estaría incluido la firma de un tratado de libre comercio entre ambos países al más breve plazo y la posibilidad de compra de gas a Perú a través del proyecto Camisea.
A un planteamiento en tal sentido de Bachelet, el ministro de Energía peruano, Juan Valdivia, señaló que el nuevo Gobierno está dispuesto a «revisar los contratos» vigentes en esta planta, que no sólo abastece la demanda interna, sino también exporta.
Dando muestras de la mejor disposición, Bachelet ofreció su vecino la experiencia chilena para facilitar su incursión en los mercados asiáticos y habló de convertir a la economía peruana en el «socio» de Chile para atender la creciente demanda de esas naciones.
Como resultado del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) que ambos países firmaron en 1998, el intercambio comercial cerró el pasado año en los mil 800 millones de dólares, con 500 millones a favor de Perú.
Santiago de Chile, 31 de julio 2006
Crónica Digital/PL
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